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protestantismo, unas declaman contra la Confesion con el mayor
odio
y
arrebato., otras la admiten en diferentes sentidos,
y
varias
como las Iglesias Danesa
y
Norwegiena la practican en el ritual de
estas dos
iglesias reformadas,
que el penitente despues de haber
declarado sus pecados, se postra á los pies del Ministro que
le
absuelve en virtud del poder que ha recibido del mismo Dios para
remitir los pecados
(
f).
Esta continua
variacion
en puntos de immensa importancia,
como son los dogmas, alma de la religion
y
vida de la sociedad hu–
mana.,
variacion
que fué., es
y
será el caracter distintivo é indiviso
del protestantismo, no menos qu.e la gangrena que lo reduce al
estado cadaverico
y
engendra en su seno enjambres de gusanos que
1o
hacen caer deshecho en mil pedazos; esta continua
variacion,
decíamos., ha acongojado
y
espantado á los primeros talentos de la
reforma.
Erasmo., Grocio., Leibnitz, Cobbelt., Fitz-William., y
otros graves
y
sinceros escritores protestantes .antiguos
y
moder–
nos., que elogiaron y defendieron la confesion sacramental, seña–
laron esa tumba del protestantismo, labrada por la licencia indi–
vidual de interpretar la sagrada Biblia y de convertir en dogmas
las propias opiniones y capricqo; y en su presencia horroriza–
dos,
ó
retornaron al catolicismo, como el .primero y otros muchos,
ó
manifestaron tendencias á este retorno
y
trabajaron por realizar
la ali:!ilza entre la Iglesia católica.
y
la pretendida reforma.
Nada mas convincente á favor de la institucion divina de la con–
fesion y de los demas dogmas del catolicismo. Este puede decir
con su celestial Fundador de una manera absoluta :
El que no está
conmigo, esta contra mi;
y
quien no recoge conmigo, desperdi–
cia
(2).
El que no escucha á la Iglesia, será tenido cual pagano
y
publicano
(3), porque es Jesus quien ha dicho;
el que os oye
á
tros mis 1Jfinistros, me oye
á
mí
;
y
el que desprecia vuestra
(i)
Rit-uale Ecclesim·um Da·nice et Nol'vegúe
1
in
12,
p.
96. -
(2)
Matth., c. xu,
v. 30. -
(3) Matth., c. xvm, v. i9.