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me reconozco deudor por recibidos, mal
usados
y
poco agradecidos.
A
g radézcan–
Ios poi' mi cuantos corazones juntos te–
neis en el Ci elo
y
en
la tierra, mientras
yo
reconocido vueha los ojos al benefi–
cio de
llamarme
á penitencia, despues
de
haber caido en la culpa. ¡O qué bene–
ficio!
Bien puedo
decir, me libraste
del
infierno inferiol' y del lazo de los que
cazan para
una
eternklad. ¡Qué fuera de
mí sino me librára' vuestra misericordia!
Me hicisteis, me deshice, y me volvis–
teis á hacer; me ganasteis, me perdí,
me volvisteis
á
ganar; me resucitasteis,
me
maté,
me
volvisteis
á
resucitar; ¿pero
cuándo? cuando mas muerto,
m¡:¡s
deshe–
cho,
y
mas perdido os ofendia yo sin
lei
y
si n temor. ¡O bondad sobre toda bon–
dacl, que hicisteis motivo de mi
culpa
para llamarme á vuestra graria! ¡Cuan–
tos, Jesus
de mi
::il~a,
en este mismo
tiempo,
y
con menos culpas· que ya se
perdieron por una eternidad! Pues, ¿por–
qué ellos pel'<lidos
y
yo
g~rnado,
yo esco–
jido, yo señalado de vuestra misericor-