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quiere que se reconozca y pase por artículo inaltera–
ble la divina institucion del primado en san Pedro y
en sus sucesores. La misma profesion está consig–
nada tambien en el prólogo que el clero de Francia
puso al frente de su declaracion de
1682
sobre el po–
der eclesiástico; y al año siguiente la facultad de
' Paris protestó creer que el papa era de derecho di-–
vino soberano pontífice en la iglesia, y que recibía
inmediatamente de Jesucristo el primado sobre toda
ella. Muchos obispos del mismo reiño se gloriaron
de adherirse á esta profesion de fé aun en el año de
17'21 ;
y
el cardenal de Noalles mostr6 la misma sa–
tisfaccion en su censura. En fin, hasta los escritores
que no pueden ser tachados de favorables á las pre–
tensiones de Roma, sostienen este artículo como de
fé, segun puede verse en Opstract
de locis tlteolog.,
en Le-Gros
tratado de la iglesia,
y en otros muchos.
Luego es una verdad constante y unánimemente re–
cibida en la iglesia, qfle la santa sede tiene de dere–
cho divino y por institucion de Jesucristo el primado
sobre todas las iglesias del mundo católico. Las di–
ficultades que pudieran difundir alguna aparente os–
curidad sobre este punto, se desvanecerán por sí mis–
mas á vista de la explicación que vamos
á
dar de la
naturaleza de este primado, cuya existencia nos he–
mos reducido
á
probar hasta ahora.
CAPITULO
·lf.
Del carácteT
y
natumleza del primado de la santa sede.
§.
l.
Estableceré desde luego una verdad no menos
cierta que las precedentes;
á
saber, que el primado
de la santa sede no solo es título de honor, sino tam-