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les encat·gan ·á las santas muge res que avi
apóstoles de la resurreccion de Jesucristo ; pero.in–
sisten con especialidad en que se lo oigan 'á san Pe–
dro. Despues de la aparícíon á las muge res, es favo•
· reciclo con una particular antes que níngun otro após–
tol. En la relacion que dá san Juan de la pesca mi–
lagrosa sobre eJ-Iaga de Tíberi'ades, don-de se halla–
ron siete apóstoles, invierte el órden con que los
nombra, á reserva de Pedro, que ocupa siempre en
ella el primer lugar: J uau es el primero que recono–
ce á su o1aestro; pero se lo avisa á Pedro, quien se
echa al agua pam ir á su encuentro. A solo él dijo
Jesucristo que saliera de la barca, y llamara á tier–
ra las redes llenas de pescados. El no podía por sí
solo tirarlas; los demas acudieron, pero Pedro era
el primero en la empi·esa, dirigía e l trabajo, y lo
arreglaba todo, y la accion de todos en él se en–
contraba reunida. La primacía le acompañaba por .
do quiera de mil maneras, constantemente y sin va–
riacion. Jesucristo t·ecomendó á Pedro en esta oca–
sion el encargo de apacentar su rebaño: "apacien–
ta mis ovejas &c." Diráse con san Ambrosio y con
los otros padres, que nofué Pedro el único encarga–
do de apacentar el rebaño, sino que recibí& el encar–
go juf1tamente con los atros y los otros juntamente
con él. Esta es una verdad; pero taml:¡ien lo es que
Pedro en este caso representa á todos los demas
apóstoles como gefe de una compañía y como primer
miembro de un cuerpo. Jesucristo no dijo á Juan ni
á Andres: "apacentad mis ovejas:" dirígese á 'san
Pedro, y hablando solamente á él, ene 1endó á to–
dos el cuidado d!'l su rebaño. ¡,Y como pudieran los
apóstoles recibir con Pedro semejapte encargo, á no
estar representados por él como uha compañia por
su gefe ~ ;, Ni como pudiera Pedro recibir este poder
con los otros, si no hubiera tenido el de representar–
los á todos 1 Aquí tenemos pues á san Pedro reco-