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de los tiempos. Así se desprende
y
nos lo enseña la his–
toria de la huma nid ad y de la Ig lesia por multitud de
monum entos escritos.
A
las oblacionf's voluntarias de los tiem pos apostóli–
cos, sucedió la posesión de las rentas que producían los
fundos fructíferos debidos
á
la m unificencia de los prín–
cipes que como Constantino. desde su conversión
á
la fe,
Clodove0 en el siglo V I, y Pepino, etc., emplearon su
elevada fort una en proteger la religión y el ejercicio pú–
blico d e ella; y
á
fal ta de éstos el
dz"ezmo
cuyo pago fu é
establecido por Jo;; Concilios.
E l Gobierno del Perú aboli ó el diezmo sustituyéndo–
se
á
los fie les en la obligación de susten tar al clero; obli–
gació n q ue au nque ineludible, fu é lamentablemente des–
cui dad a en tiemp0s anteriores, con grave claño de su dig–
nidad y de su derecho.
H abiendo clespués el Gobiern o del Perú ocu rrido
á
la Santa Sed e para correg-ir las irregu laridad es prove–
nientes de aq uella supresión
y
tranquilizar por otra par–
te la conciencia de los fi eles, Su Santidad Pío IX expi–
dió el 3 de Marzo d e 1874 la bula llamada ele patronato,
concediend o ésta
á
Jos P residentes del Perú, bajo la ex–
presa con dición de proveer debidamente al sostenimien–
to del culto Católico v sus ministros.
El pago puntual
le!
presupuesto del C ulto es pues
obligatorio para el E stado por habe r éste echado sobre
sí la res ponsa bilidad de mantenerl o al haber ordenado
la supresión del diezmo, que antes pagaban los fieles con
ig ual objeto.
E l conoci miento de los graves incon\'enientes que con
frecuencia ha ori g inado
á
la Ig lesia perua na la falta de
cumplimiento de ta n sagrada obligación , hace que se
imponga al primer Cong reso Católico del Perú , la nece–
sidad de obtar el sig uiente acuerdo, aprobado, también,
por su sección primera.
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.
La Heligión que según la bella ex presión del poeta
g riego "es la cadena de oro qu e liga al hombre con Dios",
por estar basada en la naturaleza de ambos seres es tam·
hién como lo enseña la ciencia de sus fund amentos,
Una,
inmutable,
y
perpetua.
Siendo un o solo Dios, un a la naturaleza del hombre,