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DEL S.lNTlSll\10 SACRUIENTO.

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Si san Juan Bautista en el ·vien.tre de su madrr. santificado, no

se halla digno de tocal'te, ni aun de desatarte la correa del zapato.

Si ·san Pedro, príncipe de los apóstoles, teme tu presencia,

y

dice

con profunda humildad : Idos

d~

aquí , Señor, que soy un grande

pecador. Si el centurion se tiene por indigno dP. que entres en su

casa, ¿cómo me atl'Cveré yo, lleno de pecados, no digo yo á tocar–

te, sino á l'ecibirte

y

comerte? Oh flor del campo, oh azucena de

los valles, oh manjar del cielo, oh pan de ángeles, ¿cómo quieres ser

comido de una bestia? ¿Cómo, si te apacientas entt·e los lil'ios, bus–

cas descans.0 entrn las espinas

y

cambrones de mi col'azon? l\'las

bien me acuerdo, Señor, que recibiste

á

la pecadol'a, y comiste

con pecadores,

y

que te agradal'On mas las lágl'imas de la l\'Iagda–

Jena, que los manjares del Fai·iseo. Por eso , Seiior, vengo á tí

lleno de alegl'ía

y

·esperanza, de que no me desechal'ás á mí, pues

no desechaste los pecadores

y

pecadoras. Y así , oh buen Jesus,

ó

amor mio , dulzura de mi corazon , vida de mi alma , bien mio y

esperanza mia , reciheme, ¿qué digo? Abrázame, llégate

á

mí,

únete conmigo por medio de este Sacrnmcnto , que deseo recibir

dignamente.

Si me aparta, oh dulce Jesus, de esta mesa un justo temot· en–

gendrado de Ja muchedumbre de los pecados ; la esperanza y amor

nacido del conocimiento de tu mise1·ic0l'dia infinita, me alienta, me

convida

y

ruega, que me llegue

á

ella. Bien sé, Dios mio , que di -

jiste: No vine á llamar los justos, sino á los pecatlores. No tienen

Jos sanos necesidad de médico , sino los enfel'mos. · Bien sé que ad–

mitís

á

los ciegos, cojos, mancos, leprosos

y

contrahechos, para

sanarlos. Bien sé qne te dejaste tocar de la mujer enferma del

flujo de sangre,

y

que salia de

virtud que lo sanaba

todo.

Bien sé que

Zaqueo, que solo te deseaba ver! no solo .te Je

manifestast~,

sino le llamaste , le acariciaste, le honraste

y

co·

miste con él. ¿Pues cómo temeré yo de llegarme

á

tí? ¿Cómo des–

confial'é <le tu misericonlia? ¿Cómo me sentaré

á

tn mesa? ¿Cómo

no cspcmré cuanto puetlo <lesear, si

eres el Criador que de narla

me crit), el Padre que me dió el ser que tengo, el lletlentor que

me compró con su Sangre, el Proveedor de mi sustento

y

vida , el