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DEL SA.N'flSll\10 SACRA.MENTO.

jar, tu sangre en bebida, tu alma. parn vida , y

mi gloria eterna.

413

tu divinidad para

- ¡Oh mi Dios! ¡Oh mi amor! ¡ Oh caridad inmensa

!

Dios ntio,

las estrellas no están limpias en tu presencia, ¿cómo lo esta1·é yo?_ .

Los ángeles se encojen y tiemblan delante de tí. ¿Qué haré yo vil

gusanillo? ¡Pobre dl' mi, flaco

y

miserable

!

¿Quién sino tú solQ·

puedes hacer limpio á quien fué concebido de materia tan inmunda?

Sefio1· mio, dame lo que mandas

y

ma111la lo que quisieres. No halli>

José en el saco de Benjamin su hermano mas oro del que él le man–

dó poner en el saco, ni tú , Dios mio, hallarás en mi pecho mas

de lo.que me dieres :

ojalá~

Señor , ojalá escondieses en el saco de

este miserable pecador el oro de tu gracia, y se hallase con este sa–

grado pan en mi pecho, con tal condicion, que yo fuese para siem–

pre tu perpétuo esclavo. ¿Qué diré? Lo que \'eo ,

y

lo que sé es,

que las almas que tú amas , las purificas, las limpias, las adornas,

enriqueces y hermoseas, para que sean agradables á tus ojos. ¿Pues

qué me pides á mi? La mia es muy pol)l'e, y no tiene homenaje

para tal huesped; suplícote que envies tu . recámara , para que se

aderece como conviene. A tu cargo está el disponer la posada, y al

mio, StJ.plicártelo, como lo hago, pues que me amas,

y

quieres

que dignamente te reciba. ¡Oh amor! ¡Oh favor! ¡Oh beneficio

inefable, é incomp1·e_nsible

!

Altíhcnte ·, Señor,

todas sus obras;

· tomen las almas ocasion de ellas para bendecirte, pero pt'Íncipal–

mente de esta, que es la mas p1·incipal, y la mas admirahle tic to–

das tus marnvillas ;

y

donde mas se descubre

y

rcsplaudecc el amo1·

que tienes al hombre.

¡Oh alma mia, buenas nuevas, albricias, alégrate, regocija te,

que viene

á

visitarte tu Criador, tu Padre, tu Pastor, tu Esposo, tu

Dios, y tu Cristo, cuyos regalos y gustos son estar con los hijos

de los hombres. Aderézatc, escombra

y

barre la casa de tu cora-

. zon, teula desembarazada

y

limpia, adornada con la humildad

y

devocion., que él pontlrá todo lo demns. Dile 'con san Ambrosio:

Pan vivo, Pan hermoso y Pan limpio, que descendiste del cielo,

y

das vida al mundo, ven á mi corazon,

y

limpia1,ne de totla inmun–

dicia de carne y de cspfritu: éntrale en mí, y·sáname interior

y

es-

..