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DEL SA.N'flSll\10 SACRA.MENTO.
jar, tu sangre en bebida, tu alma. parn vida , y
mi gloria eterna.
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tu divinidad para
- ¡Oh mi Dios! ¡Oh mi amor! ¡ Oh caridad inmensa
!
Dios ntio,
las estrellas no están limpias en tu presencia, ¿cómo lo esta1·é yo?_ .
Los ángeles se encojen y tiemblan delante de tí. ¿Qué haré yo vil
gusanillo? ¡Pobre dl' mi, flaco
y
miserable
!
¿Quién sino tú solQ·
puedes hacer limpio á quien fué concebido de materia tan inmunda?
Sefio1· mio, dame lo que mandas
y
ma111la lo que quisieres. No halli>
José en el saco de Benjamin su hermano mas oro del que él le man–
dó poner en el saco, ni tú , Dios mio, hallarás en mi pecho mas
de lo.que me dieres :
ojalá~
Señor , ojalá escondieses en el saco de
este miserable pecador el oro de tu gracia, y se hallase con este sa–
grado pan en mi pecho, con tal condicion, que yo fuese para siem–
pre tu perpétuo esclavo. ¿Qué diré? Lo que \'eo ,
y
lo que sé es,
que las almas que tú amas , las purificas, las limpias, las adornas,
enriqueces y hermoseas, para que sean agradables á tus ojos. ¿Pues
qué me pides á mi? La mia es muy pol)l'e, y no tiene homenaje
para tal huesped; suplícote que envies tu . recámara , para que se
aderece como conviene. A tu cargo está el disponer la posada, y al
mio, StJ.plicártelo, como lo hago, pues que me amas,
y
quieres
que dignamente te reciba. ¡Oh amor! ¡Oh favor! ¡Oh beneficio
inefable, é incomp1·e_nsible
!
Altíhcnte ·, Señor,
todas sus obras;
· tomen las almas ocasion de ellas para bendecirte, pero pt'Íncipal–
mente de esta, que es la mas p1·incipal, y la mas admirahle tic to–
das tus marnvillas ;
y
donde mas se descubre
y
rcsplaudecc el amo1·
que tienes al hombre.
¡Oh alma mia, buenas nuevas, albricias, alégrate, regocija te,
que viene
á
visitarte tu Criador, tu Padre, tu Pastor, tu Esposo, tu
Dios, y tu Cristo, cuyos regalos y gustos son estar con los hijos
de los hombres. Aderézatc, escombra
y
barre la casa de tu cora-
. zon, teula desembarazada
y
limpia, adornada con la humildad
y
devocion., que él pontlrá todo lo demns. Dile 'con san Ambrosio:
Pan vivo, Pan hermoso y Pan limpio, que descendiste del cielo,
y
das vida al mundo, ven á mi corazon,
y
limpia1,ne de totla inmun–
dicia de carne y de cspfritu: éntrale en mí, y·sáname interior
y
es-
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