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marchado regresó con Jos habitantes de Sicor
que llevaron
á
Jesus
á
su ciudad en la que per–
maneció dos dias,
y
muchos creyeron en
él.
Llegado Jesus
á
Galilea, entró en Nazareth
su patria,
y
predicó en la Sinagoga. Los habi–
tantes de Nazareth, admirados de su doctrina,
se escandalizaban
y
decian :
e:
¿No es este el
hijo del carpintero?
¿
No conocemos
á
toda su
familia? Jes us les dijo :
«
Ninguno es profeta
en su patria. ,,. Esta reconvencion los enfureció
y
quisieron arrojarlo de lo alto de una mon–
tai'ía; pero Jesus pasó por medio de ellos sin
que pudieran tomarle;
y
se diriji ó
á
Caphar–
na_u.n que
fué
en lo sucesivo eJ centro de sus
m1s10nes.
Estando un dia Jesus cerca del lago de Gene–
zareth, rodeado de una gran mullitud que que–
ria oirle, en"tró en el barco de Simon y desde
allí predicó al pueblo que le escuchaba en la oril–
la. Cuando concluyó, mandó
á
Si_mon, qne no
babia podido
tomar un pescado en toda Ja
noche, que entrase en el lago
y
achara las redes
y
fué
entónces tan abundante la pesca que las
redes se rompieron
y
bos barcos en que la reci–
bieron casi se sumerjen. Entónces Pedro y sus
compañeros, Santiago
y
Juan, hijos del Zebe–
deo, quedaron atemorizados;
y
Jesus les dijo :
«
No temais, venid conmigo
y
en adelante sereis
pescadores de hombres.
»
Desde este momento
abandonaron todo
y
le siguieron. ,
Jesus recorrió las ciudades de Ja Galilea, ins–
truyendo al pueblo, sanando
á
los enfermos
y
haciendo otros milagros. Un día le trajeron un