-
27 -
se dirijió áJerusalem y se presentó en el templo,
del que arrojó, armodo de un látigo, á los nego–
cian les que en él compraban y vendian dicien–
doles: «Quitad todo esto de aquí, y no hagais de
la casa de mi padre una casa de tráfico. »Algunos
le preguntaron :
«
¿ Con qué milagro probarás
tu derecho para hacer estas cosas ? » Jesus les ·
contestó :
<.;
Destruid este templo
y
yo lo levan–
taré en tres días.» Los judíos le replicaron:
«
E
te templo ha sido construido en cuarenta y
seis años,¿ y tú le levanturús en tres dias?))
Ellos no le entendian ; pero Jesus les hablaba
des~
cuerpo que debía morir
y
resucitaría al
tercer dia. Por la noche vino
á
visitarle uno de
los principales fariseos
llamado Nicodemo;
y
Je us, hablandole del renacimiento espiritual,
le dijo :
«
Eu verdad os digo que el que no
na ca de nuevo no verá el reino de Dios. » Pero
Nicodemo que acostumbrado
á
la observancia
de los ritos materiales no podía comprender
e ·ta palabras, pl'eguntó :
o:¿
Cómo un hombre
viejo puede volver á nacer? » Jesus repuso:
«En vcrdaJ os digo que el que no renace del
agua
y
del Espíritu Santo no podrá entrar en el
reino de Dios. Lo que nace de la car1 e, es
carne, lo que nace del espii·itu es espiritu.
»
Ni ·odemo creyó en él.
Jesucristo salió de Jerusalem;
y
seguido de
una inmensa multitud se dii'ijió hácia el Jordan.
Viendo los discípulos de Juan que Jesus tam–
bien bautizaba, se quejaron zelosos
á
su maes–
tro ; pero el Bautista les dijo :
«
Yo no soy el
Cristo, yo he sido enviado delante de él para