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. VIDA
DE
CRISTO
;ras pedido primero
que
apagara
tu sed,
y
él
te
hubiera
d ado
una
agua
viva.
Tomando la muger estas palabras
á
.la letra, le dixo
á
Jesus: Señor , si tú no tienes con que
.sa.car el
aguá .,
y el pozo está hondo,.
l,
dónde
ti e~nes
esa
.agua
viva ·~
i
Acaso eres mas poderoso que nuest ro padre
:Jacob que nos
dió
este
pozo~
Cualquiera que bebiere del
.agua .de este pozo, respondlÓ el Salvador, tendrá todavía
sed; pe ro
el
que bebiere del agua que yo le da ré , no ten·
drájamás sed, y el agua que yo le
daré~
se
har~
en él una
·fuente de agua que saltará hasta la vida eterna ;
Dame de esa agua, Señor, replicó
la
muger,
para
que
jamás tenga sed ,
ni
me vea en precision de venir
nJ.asá
sacarla de este pozo. Anda, la dixo Jesus, llama á tu ma–
rido,
y
vu elve. No tengo 1narido , respondió . la muger:
Tienes: razonen decir que no tienes marido, repl icó el
Sal–
vador; porque has tenido cinco,
y
el que ahora tienes
n0
· es
tu ma: rido. A estas palabras quedó corrida la muger;
y
queriendo desviar con arte
una
conversacion que
110
era
de su gusto, le dixo: Me ·parece que, eres profeta;
y
pues
estás tan .ilustrado, te r·uego me digas: siendo así que nues·–
tros padres los patriarcas.adoráron sobre el monte Garicin
donde nosotros tenemos nuestro templo;¿ de dónde·viene
que vosotros los judíos os encapr ichais en decir que Dios
quiere ser adorado en el templo de Jerusalen
~
Entónces
Jesus, sin inmutarse, se aprovec hó de esta ocasion para
enseñarla una gran verdad, y disponerla á recibir
las
luées
del evangelio; díxola pues: Muger,
ha
llegado el tiempo
en
que vosotros no adoraréis ya al
PaQ.resobre este mon–
te,
ni- en Jerusalen , porque siendo Dios espíritu
y
ver–
dad,
quiere
se.r
adorado.,de todo el mundo en espíritu
y
verdad;
y
este culto
no
está aligáclo·
á
un
lug.arparticular;
porque estandp Dios en todas partes, quiere que en todas
,p~rtes
le tributemos nuestros homenages;
y
en
todas par–
tes está pronto
á
recioir nuestros respetos
y
nuest ros vo–
tos. La muger admirada
ca.davez
mas de la sabiduría
y
cie~cia
profunda del que hablaba
con
élla, replicó:
Sé
que
el
Mesías ha
de
venir;
y
cuando viniere, nos instruirá
y
desvanecerá todas nuestras dudas. Díxola _entonces Je–
sus, que él era el
~esías,
y
que no
debia esperar ótro
que
el
que hablaba
con élla. .
·
Estando en
esto,
llegáron los
discípulos.,
y
q-uedáran