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VIDA DE CRISTO
bian detenido:
Veis ahí el cordero de Dios.
Los dos dis–
cípulos, oyendo decir
á
su .maestro que
J
esus era ·el cor–
dero de Dios, comprendiéron desde luego' que Jesus
era el Mesías! siguiéronle., pues; y habiéndole p regunta·
do dónde estaba alojado, le acompañáron hasta su alo–
jamiento. Su conversacion los confirmó bien presto en su
opinion;
y
desde la primera vez que le oyéron hablar,
conociéron que habían encontrado al Sa·lvador. El uno
de
los.dos, llamado·Andres, saltando de gozo, dexa por un
instante
á
Jesucristo,
y
va
á
referir
á
su hermano
Si–
mon que había encontrado al Mesías:
Invenimus
M
ssiam.
Los dos hermanos ·fueron sin
d.et~nerse
á
juntarse otra
vez con el Salvador., quien mirando á Simon, sobre
el
cual tenia ya formado sus designios, le dixo:
Hasta aho–
ra te has llamado Simon, hijo de Jonas
;
pero de aquí
adelante te llamarás· Cefas, que Sig nifica Pedro
ó
piedra.
Por esta distincion
y
preferencia del Salvador tuvo san
Pedro la prerogativa de -ser puesto el primero en
él
nú–
mero de los discípulos de Jesucristo, pues á
él
fue
·á
quien
el Salvador dirigió desde luego la palabra,
y
á quien des-·
tinó
desde entonces por una predileccion bien conoci–
da,
á
ser la cabeza de su Iglesia , su vicario en la tie-
, rra, y la piedra en
q.uedebía descansar, y sobre que de–
bía
fundarse todo
el
edificio. Lo restante del dia, y qui–
zá
parte de la noche, lo pasáron con el Salvador, y co–
nociéron .bien presto que sus palabras eran palabras de
vi–
da eterna.
· El dia
siguiente, como Jesus se volviese
á
Nazaret
acom.pa.ñado .de sus tres pimeros discípulos (se ignora
el nombre del ·compañero de san Andres) , encontró el
Señor
á
Felipe, que era de Betsáida, de donde eran tam–
bien los dos hermanos Pedro
·y
Andres; díxole el Salva–
dor
que le siguiera ,
y
F elipe
.no
se detuvo un instante
á
deliberar
si
le seguida. Habiendo éste encontrado poco
despues
á
Natanaé}, que
se
cree ser sán Bartolomé, le
di–
x.o:
Amigo, hemos encontrado
á
aquel que
St!
nos prometió
por lo:r profetas
y
por
Mt}J!Ses;
este t al es Jesus de
Na–
.zaret.
i
De
N azaret,
repli<;o Natanaél,
puede salir co–
sa buena?
Fue dec;ir, segun el dictámen .de algunos san–
tos
padres: me
dic~s
que
J~ sus
de Nazaret
_es el
Me
ías;
i
por
ventura
el
Mesías
no
debe venir de
Belen
!
¿El Sal-