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VIDA DE
CRISTO
dian sufrir su presencia: no habia energúmeno que no que–
Q.ase libré
á
la menor insinuacion de su vol untad: las olas
se endurecian debaxo de sus pies : el mar, los vientos, las
t empestades todo obedecía. á su voz: los ci d os, la t ier ra,
los infiernos todo cedia, todo estaba sujeto
á
sus órdenes:
a~
menor de sus preceptos toda la naturaleza olvidaba su
á rmonía, sus reglas
y
sus_ leye<\: manda ba á todas las
t riaturas, no como oficial subalterno, ni tampoco como
ininistro del Altísimo, sino como dueño absoluto,
y
con
un pleno
y
supremo poder: en todo obraba como Dios–
Hombre. Si resucitaba los muertos
y
curaba todas las en–
fermedades, era en su propio hombre: cuando hacia mi·
lagros, no suplicaba sino mandaba: todos los milagros que
obraba, tenían un carácter de autoridad soberana que le
-era personal: este poder supremo no le era extraño, ni le
venia de afuera: hablaba el lenguage de los hombres; pe-
. ro obraba como Dios. Un Elías, un Elíseo
y
otros muchos
grandes profetas habían hecho milagros; pero haciéndolos,
habían hecho ver que solo eran ministros de la autoridad
suprema. Solo Jesucristo obra con autoridad propia en
-cuantos prodigios hace:
Levantáos,
dice
á
los muertos
,y()
os lo mando: sanad'
dice
á
los que iban á es'pirar '
yo
soy
quien os lo dice;
y
cuando hasta los mismos ángeles se
contentan con decir al demonio: el Señor exerza su imperio
sobre ti; Jesucristo que los echaba de los cuerpos en su pro–
pio nombre, habla de una manera mucho mas terminante .
y
precisa:
Sal de ese cue_rpo,
dice,
espíritu maligno,
yo te
lo
'"ando.
Hasta los menores de sus discípulos se hacen obe–
~ecer
de estos espíritus sobe!bíos desde el punto que
les
mandan en nombre de
J
esucnsto.
§.XV.
Las maravillas· que Jesucristo obra,
demuestran
que es elMesías prometido.
_
' Todos estos prodigios llevaban en sí un carácter dema.
siado expreso de lo que babia de ser el Mesías para no ha–
.cer juzgará.todas las gentes que Jesucristo era el que es–
t aban
esperando~ : ·
bastq los .demoniés cuando salian de los