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VIDA
mas hermoso que hubo jamás;
y
habiendo criado la mas
perfecta alma, la infundió en aquel cuerpo,
y
unió uno
y
otro substancialmente á la persona divina del Verbo
eterno, el eual de este modo se hizo carne., haciéndose
hombre ·:
F;t
Verburn caro factum est.
Al 1nomento mismo
que
se
obró todo esto,
y
que fue la primera época de
nuestra redencion, todos los espírJtus celestiales adoráron·
á
este
hor~1bre
Dios,
y
María vino
á
ser verdadera madre
de Dios, sin dexar de ser vírgen.
Preguntar cómo,
y
por qué
~e
hizo este prodigio, se–
ría
envilecerle
y
como degradarle, dice san Agustin; pues
e~
cierto que el misterio de la encarnacion del Verbo no
sería la obra de Dios por · antonomasia si se pudiera dar
razon de él;
y
no tendría la ventaja de distinguirse por su
singularidad , si en el órden de la naturaleza
ú
de la gra–
cia se pudiera encontrar a1gun exemplo sernejante:
Hic
Jii
ratio quteritur, non erit rnirabite: si exemplum., non erit
s'ingulare.
Es verdad que cuando el
Ang~l
hizo la propo·
sicion á María, no dexó ésta de decir :
¿Cómo se hará es–
to~
Pero esta pregunta, dice san Crisóstomo, fue efecto
de una profunda y respetuosa admiracion, no de una pre·
sumida y
va.nac~riosidad;
y si María
qui~o. saber
de qué
modo se venficana lo que se la anunciaba de parte del
cielo, no fué por incredulidad, sino por un puro zelo,
y
por un sincero am·or de la virg_inidad que babia votado,
y
que
prefería
á
.la inisma maternidad <livina. _
§.
XVI. ·
Profunda humildad de la santísima Virgen,
y
su amor
á
la 'Virginidad.
Ninguna cosa da una idea
~as
alta del valor
y
del mé–
rito de la virginidad, dicen los santos PP., que el ver
que María
reh~sa
ser madre de Djos., si para serlo
ba
~e
dexar
de ser virgen.
O veneranda virginitas,
exclama san
Agustin,
(Serm.
3.
de Nat.)
o
humilitas prtedicanda
!
¡O
virgnidad digna de toda veneracion !
¡_
ó humildad supe-
· rior
á
toda alabanza! Un angel ofrece
á
María- de parte
de
Dios
la
incomp~rable
dignidad de madre •del misino