SEÑOR
NUESTRO• .
1
97
motivo
de
esta
preciosa reliquia, Fortunato
de
Poitiers
compuso en honra de la cruz los
dos
himnos de que la
Iglesia todavía se sirve el dia de hoy en· las solemnida–
des
de
la
adoracion en el viérnes sanco,
y
en los oficios
de
la semana santa, los cuales himnos empiezan con es–
tas
palabras:
Vexilla Regis,
y
Pange lingua
,l.{loriosi
lat:J–
rearn certaminis.
Continuáron los emperadores desde en–
tonces en hacer regalos del sagrado 1nadero, hasta
que
fin almente, habiéndose transportado
á
Venecia lo rest an te
de
él,
fue dado al rey san Luis,
y
llevado á Francia el
año
1241;
el que el año siguiente, ju ntamente con
l a
co–
rona de espinas del Salvador, fue colocada en la capilla
de palacio que
el
santo Rey acababa de edificar, que des–
pues se
ha
llamado la santa Capilla.
Otra porcion muy considerable del sagrado leño
de
la
cruz, dada
á
su abuelo Felípe Agusto por Balduino,
primero de este nombre, emperador de Constantinopla
el
año
1205,
fue depositada en
la
abadía de san Dioni–
sia; de suerte, que con lo que ya habia de esta preciosa
reliquia en diversas iglesias
y
monasterios del reyno, se
puede
decir que
la
rnayor parte de
la
verdadera
cruz es–
tá
en
Francia.
§.
LXX.
De los sagrados clavos
,
de la corona de espinas,
del título de la ·cruz,
y
de la esponja
que
aplicáron
á
los labios de Jesucristo en la cruz.
Con la cruz del Salvador del mundo se halláron tam–
bien los sagrados clavos que habian atravesado sus
pies
y
sus manos: fue fácil distinguirlos de los que habian ser–
vido
á
la
~rucifixíon
de los dos ladrones, por cuanto á
éstos los babia comido la herrumbre
y
los del Salvador
se habían conservado milag17osamente tersos , y parecian
nuevos. Santa Elena hizo todo el aprecio que debia de
una tan preciosa reliquia: envió dos de éllos al empera–
dor Constantino, los que empleó éste en el bocado de la
brida de su caballo;
á
lo cual san Gregario de Turs, des–
pues de san Ambrosio, de T E·odoreto y de otros padres,
a.plica el versículo
20
del capítulo
14
del profeta Zaca-
Tom. PI.
N 3