340
DOMINGO VEINTE
Y
DOS
aquellos oficios de caridad que Dios nos impone para con
nuestros hermanos, despues que el Señor no ha puesto
lí–
mites á
su
caridad para con nosotros, es un exceso de in–
justicia el mayor que se puede pensar. Siervo malo,
iªº
te he perdonado yo toda la deuda porque me lo has roga–
do?
i
no debias, pues, tú tambien tener compasion de
tu compañero como yo la tuve de ti? No des motivo
á
que caiga sobre ti esta reconvencion. Sé generoso, activo
y
pronto en perdonar todo
el
mal,
y
todas las injurias
que te hubieren hecho, acordándote que
tu
generosidad
y
tu liberalidad et1 este punto debe ser la medida de la
que Dios usará contigo.
2
Trátase de conseguir del Señor el perdon de tus
pecados, perdonando tú todas las ofensas que te han
hecbo; otorga, pues, este perdon ,
y
remire todas escas
deudas con gusto
.y
con generosidad. Anticípate
y
pre–
ven á tus enemigos, así como necesitas que Dios re pre–
venga á ti con su gracia
y
su misericordia. Remite las
injurias generosamente, perdonando de todo corazon, con
sinceridad ,
y
sin que quede en
ti
la menor reliquja de
resentimiento. Tú querrás que Dios se olvide de tus
1
bfen–
sas; olvídate., pues, tú de las que has perdonado. Ten
amistad con aquellos que te eran deudores,
y
á quienes
has perdonado las deudas; no te detengas en obsequiarles
y
en bu:5car ocasiones de servirles: da á conocer en tu
conducta afable, grata
y
obligatoria, que te has reconci–
liado con éllos perfectamente. Y.a
ves
qpe
necesitas
tú
mis–
mo que Dios se porte contigo c!el mismo modo:
Eadem
quippe
mensura qua mensi fueritis, rem,etietur vobis.
DOMINGO VEINTE Y DOS
DESPUES DE PENTECOSTES.
H.ase dado á este domingo el nombre;¡del domingo del
tributo al Cesar
~
por hablarse de
él
en
el evangelio
de
la '
misa de este día. Hélbiendo los fariseos resuelt9 entre
elloo
...
-
....
..
.
.