![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0181.jpg)
DESPUES DE PENTECOSTES.
173
virtud, son muy sobre mis fuerzas; por eso 1e doy á Dios
toda la gloria, y reconozco que s(vosot ros sois como el
sello de mi predicacion , mi corona y mi gloria , todo ec;–
to es un puro efecto de la bondad dt; Je ucristo y de Dios
su Padre:
Not quod sufficientes simus cogitare aliquid
a
nobis, quasi ex nobis:
no porque de nosotros mismos sea–
mos capaces de pensar alguna cosa como de nosotros
mismos, sino que si de algo somos capaces, esto viene
de Dios:
Sed sufficientia 110stra ex Deo est.
Lo que dice
aquí el Apóstol se debe entender de las cosas que mi–
ran á la salvacion eterna, y que son meritorias , como
dice el concilio de Orange ; y en este sentido es de fe
que nosotros no solo no podemos executar algun bien,
sino que ni somos capaces de pensar en ello sin la di–
vina gracia:
Sine
me
nihil potestis /'acere,
dice Jesucris–
to: sin la gracia del Salvador, si n la fe, sin la ayuda so–
brenatural de Dios, somos, por lo tocante al bien meri–
torio, lo que el sarmiento eparado de la vid , que para
nada es bueno. Pero si ' no podemos por nosotros mismos
nada para el cielo, lo podemos todo, dice el santo Con–
cilio de Trento, con la ayuda de la gracia:
Omnia pos–
sum in eo, qui me confortat.
Pero así como es cierto que
no po emos hacer nada de bueno y meritorio por lo to–
cante á la salvacion sin la gracia de Jesucristo, así tam–
bien
es
falso que nosotros no obramos verdaderamente
por nuestra libre cooperacion á la gracia;
y
no sería un
error menos criminal
y
menos grosero el querer inferir
de e ras palabras, que todas las acciones de los infieles
son pecados. Cuando se dice aquí que nosotros no pode–
mos tener de no5otros mismos ningun buen pensamiento,
d'ice un erudito intérprete, se debe entender de los pen–
samientos santos
y
meritorios que nos llevan
á
la fe, á
la conversioa, á la salvacion; pero no debe entenderse
de los pensamientos loable ,
y
de un órden natural , qne
no tienen por fin sino un bien
y
una bondad del mismo
órden
y
de la misma naturaleza. Tales füeron , segun san
Agustin, los buenos pensamientos de los antiguos filóso–
fos;
y
tales son los de los pueblos que no reconocen á
Jesucristo~
ni tien_en verdadera religion , cuando piensan,
por exemplo, que deben amar y honrar á sus padres,
y
hacer bien á los necesitados. Bien que sin la ayuda de la