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MI~RCOLESSEGUNDO
bieren hecho
d~l
tiempo!
i
Quién puede asegurar en aquel
lance á una conciencia justamente sobresaltada? iQué pe–
sar no se tiene entónces?
i
pero qué propósitos no se ha–
cen? Mas la sentencia está
á
punto de darse : el alma
va
á
ser·precipitada
á
las llamas eternas. Pero demos caso que
Dios se dexe desarmar de las lágrimas de este moribundo,
de las oraciones de muchas almas buenas ;
y
que este mo–
ribundo .recobre la salud :
i
se hará por esto mejor? Esa
salud, casi recobrada por milagro,
i
será. seguida de una
verdadera conversion?
¿
Son mas cristianas aquellas per–
sonas que han estado mas largo tiempo enfermas? ¿De
cuán tas gentes se puede decir despues de su convalecen–
ci a :
E t ftunt novissima hominis illius pejora prioribus:
que
la última, condicion de estas personas es peor que la
pri~
mera ? ¡O Dios,
y
cuán de temer es la cor rupcion delco·
r azon humano!
¡y
á
cuán pocas gentes convierte la enfer–
medad.
El evangelio es del capítulo
20.
de Jan Mateo.
In
illo tempore: Ascendens J esu.r
En aq uel tiempo : Yendo Jesus
á
J erosolymam, assumpsit duode-
J erusalen, llamó aparte
á
los do–
cim di scip ulos secnto, et ait itlis:
ce discíp ulos , y les di xo: He aquí
E cce arcendimus J erosolymam , et
~ que
vamos
á
J
erusalen, y el Hijo
F itius hominis tradetur p rincipi-
del hombre se rá t:ntregado
á
los
bies sacerdotum , et scribis, et con·
príncipes de los sacerdotes , y
á
demnabunt eum morte , et tradent
los escribas , y le condenarán
á
eum g entibus ad itludendum , et
mu erte:yleentrega ráná lasgentes
fiageliandum, et crucifigendum, et
para que le escarnezcan,
y
Je
azo–
t ert ia die resurget . T une acces-
ten, y le crucifiquen ; y al tercero
sit ad eum mater jitiorum Z ebe-
di a resucita rá. Entónces se llegó
dcei cum filiis suis , adorans et pe-
á
él la mad re de los hijos del Ze–
ten s aliquid ab eo . Qui, dixit ei:
bed eo con sus hijos , adorándole
Qu.idvis~
Ait illi: Die
u l
sedeant
como quien
le
·qu eria ped ir algo.
7
i
duo fiti i mei, unus ad dexte ram
Y él la dixo : ¿Qué es lo que quie–
t uam, et unus ad sinixtram in reg-
r es? R espondió élla : Manda que
110
tuo . Respondens autem Jesus,
se sienten estos dos hijos mios,
dixit : Ne scitis quid petatis. Po-
úno
á
tu diest ra ,
y
ótro á tu si–
testis bibere calicem , quem ego bi-
niestra en tu rey no. Respondien–
biturus sum
~
Dicunt ei
:
Possu-
do
J
esus, dixo : No sabeis lo que
mus. Ait illis
:
Calicem quidem
pedís.
¿
Podeis beber el cáliz que
mcum bibetis
:
sedere autem
a
yo he de beber? Respond iéronle :
dexteram meam vet sinistram non
P odemos. D íxoles : Bebereis sí mi