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DE CUARESMA.

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damos ser , siempre será verdad que

no

estamos en el

mundo para amontonar 'grandes riquezas, para adquirir

honras, para gozar de muchos placeres, para . hacer una

gran fortuna : no estamos en el mundo, ni Dios nos de–

xa en él sino para que le sirvamos. Los ricos

y

lo<; pobres,

los sabios y los ignorantes, los reyes y los vásallos no es–

tán en él para otro fin. Esta es una verdad fundamental

de nuestra religion,

y

Dios no puede dispensarnos de es–

ta obligacion una sola hora. ¡O buen Dios, y á cuántas

personas les forma el proceso esta verdad

!

Dios no nos

prolonga nuestros dias, no nos libra de aquel accidente,

no nos conserva la vida sino por su gloria.

i

Tenemos nos–

otros el mismo motivo?

i

el mismo fin en cuanto hace–

mos?

i

no vivimos sino para la -gloria de Dios?

i

gasta–

mos nuestra vida, pasamos

á

lo menos una gran parte de

nuestros "ias en su servicio? Aunque no hubiésemos em–

pleado mal sino un solo dia , sino una sola hora de este

dia, seríamos residenciados por ello : se nos pediria cuen–

ta de este tiempo perdido; ¡y de cuántos días perdidos,

de cuántos meses , de cuántos años perdidos serán deudo·

res á la justicia divina esas gentes de placeres , esos ocio–

sos de prófesion, esas gentes de negocios! ¡Cuántas per–

sonas despues de una larga vida se hallarán á la hora

de la muerte sin haber dado al servicio de Dios dos dias

enteros! ¡Qué susto, qué pesar no tiene en esa enferme–

dad peligrosa esa persona, cuyos primeros años se han

consumido en la diversion y en la disolucion, cuya edad

mas adelantada no ha sido mas cristana, y cuya salud se

ha gastado en una multiplicidad de negocios, que le han

agotado todos los espíritus! ¡Qué tristeza , digámoslo me–

jor, qué temor, qué turbacion, qué desesperacion la de

esa muger entregada al mundo, la de ese jóven libertino,

abrasados de una fiebre ardiente, cuando se hallen al fin

de una vida que Dios no les babia dado sino para sí ,

y

que éllos no han empleado y gastado sino para éllos mis–

mos; cuando vean que están en el término de una carre–

ra que no ha sid·o sino un continuo desbarro, cuando se

vean en vísperas de irá presentarse á un Dios, á quien

han ofendido, á quien han despreciado toda su vida; cuan–

do se miren

á

la puerta de una eternidad,

ó

bienaventu–

rada

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desventurada , segun el bueno ó el mal uso que hu-