Table of Contents Table of Contents
Previous Page  336 / 356 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 336 / 356 Next Page
Page Background

326

SÁBADO CUARTO

vador les decia; pero por mas qúe sus palabras salian de

su boca llenas de uncion y de gracia, no podia hacerles

tomar gusto á las verdades eternas, porque lo que busca–

ban no era aprovecharse de su doctrfoa., sino criticarla.

.

i

das testimonio de ti mismo? le dixeron:

i

Se te de–

be creer sobre tu palabra? Aunque yo doy testimonio de

mí mismo, respondió Jesus, mi testimonio es legítimo,

y

debe ser recibido: Yo me conozco, y no puedo dexar de

conocerme: sé de dónde he venido, y adónde voy; pero

vosotros ni sabeis de d6nde vengo, ni adónde voy. Y así

no puedo yo esperar un testimonio legítimo de quién

sóy

de vosotros, que ni me conoceis, ni tampoco queréis co–

nocerme. Solamente yo, y mi Padre, que me ha enviado,

podemos dar este testimonio seguro é infalible. Yo os prue–

bo mi mision con mis acciones, con mi doctrina, con mis

milagros; y vosotros no quereis creerme: mi Padre la aprue–

ba con las profecías y con las santas Escritoras,

y

vosotros

no queréis hacer la debida aplicacion de estos irrefragables

testimonios. No juzgais de mí sino segun el hombre exte–

rior;

y

a

í

no podei imaginaros que yo sea de una con–

dicion superior

á

lo que parezco. Como si dixera, d.icen

los padres,

Ja

falsa idea que os habeis formado del .Mesías,

que debe ser vuestro Salvador, hace que la obscuridad de

mi nacimiento y la humildad de mi vida, sean para vos–

otros un motivo de escándalo. Si os digo que soy Dios é

Hijo de Dios, recibís esta verdad como una blasfemia: si

confirmo la verdad de mis palabras con milagros, decis

que los hago en nombre de Beelzebub: en lo que se ve que

vuestra pasion os ciega, y que vuestras preocupaciones

os impiden al ver la luz, y rendiros á la verdad. Ya sea que

yo juzgue de los 6tros, ó que dé testimonio de mí mismo,

mis juicios no pueden menos de ser justos, como que vie-–

nen de una sabiduría y

d~

un conocimiento que no pue–

den engañarse; fuera de que yo no juzgo jamás solo., sino

siempre -con mi Padre, que me

envió

para que viva entre

vosotros, para que os instruya y os salve. Ciertamente qué

mi palabra apoyada de su autoridad merece bien ser crei–

da; pues segun vuestra ley, el testimonio de dos personas

debe reputarse por verdadero, y ser creído.

En ninguna otra ocasion hicieron los fariseos parecer

mas visiblemente que en ésta su espíritu falaz y disimu-