Table of Contents Table of Contents
Previous Page  280 / 356 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 280 / 356 Next Page
Page Background

'270

.

MARTES CUARTO

Un solo pecado de ' desobediencia privó al primer hom–

bre de la justicia original, lo privó de todos los dones

sobrenaturales, y atraxo sobre él y sobre toda su poste–

ridad esta multitud casi infinita de toda especie de ma–

les, que nos- harán gemir hasta el fin de los siglos. Ya

-ha seis mil años que Dios se venga,

y

su venganza no

está aún satisfecha: durará tanto como el mundo; y el

fuego del infierno que su enojo encendió, durará eterna–

mente: concibamos otra vez, si es posible, por tan terri–

bles efectos, la malicia de la causa que los produce.

i

Cuántas personas de una virtud d istinguida , ricas en

merecimientos, que llegaron

á

un grado

s~blime

de santi–

dad, por un solo pecado mortal se han condenado infe–

lizmente?

Por mas que se haya vivido los sesenta, los ochenta

años en el exercicio de la penitencia ; por mas que se

hayan practicado . los actos de las mas heróicas virtu–

des; cuando una persona hubiese convertido todo el uni–

verso, y obrado para ello los mas estupendos milagros.,

un solo pecado mortal destruye, aniquila, por decirlo así,

en un momento todo esto, en un momento está en des–

gracia de Dios, en un momento se hace horrible á sus

ojos; y si muere con e te pecado, es por toda la eterni–

dad el objeto fatal de su furor

y

de sus venganzas.

Luego es verdad que el pecado no solamente es el

solo mal, hablando en rigor , sino que no p uede haber

ot ro mal que él : ¿y se mira como tal? ¡Ah, el pecado

agrada, el pecado tiene atractivos,

y

se puede deci r que

infinitas personas no hallan gusto en los placeres, sino

en cuanto están sazonados , por decirlo a í, con algun

pecado!

i

No soy yo de este número? Porque¿ qué ho–

rror he tenido hasta aquí al pecado? ¡Ah, Señor! Si con-

• sulto la facilidad que he tenido en cometerlo , y el poco

dolor que he tenido de haberlo cometido,

i

que debo pen–

sar, qué puedo

decir~

Detest_o, Dios mio, mi ceguedad : admiro

y

adoro vues·

tra bondad

y

vuestra paciencia: perdonadme mis desór–

denes pasados: mi penitencia será la prueba mas fixa de

mi dolor. El pecado es el solo mal que debo temer: tam–

bien será el solo que temeré.