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'248
LUNES
CUARTO
aún hoy el
car~eter
de
aquellos
cristianos
laxos
é
ingratos,
que despues de haber sido devotos, vienen
á
hacerse im-;–
píos.
y
libertinos, ¡Cuál será la suerte de estos
infelices!
La oracion ele la mira es la siga-iente.
Prcesta, qucesumus, omnipotens
D eus
,
ut obse-rvationes sacras
armua devotiorze r ecolentes, et
corpore tibi placeamus, et men–
te
;
Per Dominum no.strum J e–
sum Christum ...
C oncédenos,
Dios
omnipotente ~
que observando religiosamente ca–
da
año este sagrado tiempo de
Cua–
resma , os agrademos
por
la
pureza
de cuerpo y alma:
Po.i:
nuestro Se–
ñor Jesucristo.. .
La epístola es del libro
3
ile los R eyes, cap.
l•
In
diebu.r l llis: Venerunt duce
mulieres meretrices ad rege1n
S alomonem , '9teteruntque coram
eo
,
quarum una ait
:
Obse~ro
mi, Domine
:
ego et mulier hcec
habitamus in domo una
,
et pe–
peri apud eam in cubiculo. Ter–
tia autem die postquam ego pe–
peri, p ep erit et htec
,
et era–
mus simul, nullusque alius no–
bi
s.cum in d·omo· , except is no–
bis duabus. Mortuus est au–
t em filius-
'l'mllieris hujus noc–
te. Dormiens quippe oppresit
eum. Et consurgen·s intempes'–
tcr: noctis silentio
,
tulit fiiium
rneum de
iatere meo
ancillGe
tucr: dormientis
,
et collacavit
i tJ
sinu sua
:
suum au tem fi–
Jium
,
quí erat mortuus
,
pa–
.ruit in sinu meo. Cumque sur–
re~:is
sem mane ut darem lac fi–
li-o meo, apparuit mortuus; q-uem
diligentius
intuens clara luce,
deprehendi non esse meum quem
genueram. Responditque altera
mulier: Non est ita ut dicis,
sed fiiius tuus mortuus est, meus
autem vivit, E contrario ill"
'
En aquelTos dias, : Viniérnn dos
malas mugeres
al
rey
0a:tomon,
y
se presentaron ante
él,
y;
di:xouna
de éllas: Favoreced-me·, Señ.or mi0:
yo , y esta mug,er habitamos en
u na casa ;.
y yo
pa.d en el cuarto
donde estaba
élla
tambien.
Al
ter–
cer dia de haber
yo
parido , parió
élla tamb1en ,
y
estábamos jun–
tas ,
y
n<> habia nadie en la casa
srno, nosotras d os.
El
hijo de es–
ta muger se •murió de noche, por–
que estando dormi·da le sofocó .
Y
levantándose á deshoras de la no–
che con secreto', me quitó mi hi–
jo del regazo de tu sierva , que.
d ormia ,
y
le puso en el suyo : y
su hijo , que éstaba muerto , le pu–
so
en
rni
regazo.
Y
habiéndome
le vantad o por la mañana
á
dar le–
che á
mi
-hijo , le encontré muer–
to ; pero mirándole con atencion
á la luz clara , hallé que no era el
mio,
el que yo había parido.
Y
respondió
la otra rnuger : No es
como tú dices ; sino. que tu hijo
se murió ,
y
el mio vive. Por el
contrario , decia la ót ra : Mien–
tes , porque mi hijo vive,
y
tu