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LUNES CUARTO

tinos, en tantas mugeres profanas no haya quedado la

mas leve tintura de religion que les haga perdonar ·a1 lu–

gar santo,

á

lo menos, en el tiempo sagrado . del sacrifi–

cio~

¡Ah , no sobra otra cosa á su desenfrenada licencia

que sitios

y

lugares! . todo es lugar de disolucion para

éllos: déxenle,

á

lo menos, á Jesucristo sus templos.

PUNTO S E G U N D O.

Considera, como por poca

f~

que se tenga, no. se pue–

de ver sin estremecerse la irreligion con que se está en

estos templos.

i

Se dirá que ·es dar un culto religioso al

Dios que reside en nuestros altares , no presentarse de–

lante de él sino para cometer las mas horribles irreve–

rencias~

i

Creen tantos libertinos que Jesucristo es el re–

dentor y el soberano Juez de los

mortales~

i

No se

<li–

ria que no lo miran sobre nuestros altares sino como un ·

fantasma de divinidad,

y

como un rey de

teatro~

En ver–

dad que no sé cómo

s~

puede pensar otra cosa de los que

no se dexan ver

á

los pies de los altares sino con un ay–

re, que mas indica que vienen

á

hacer burla de él

y

á

insultarle, que á venerarlo y adorarlo : de los que se pre–

sentan con tan poca circunspeccion, tan sin ningun res–

peto : de los que no se atreverían

á

ponerse delante de

un hombre de bien , en presencia de un magistrado , con

aquella indecencia, con aquella disipacion de espíritu,

con aquella libertad con que asisten á los divinos oficios,

y

al santo

y

tremendo sacrificio de la misa.

i

Sufre me–

nos oprobios el dia de hoy Jesucristo sobre nuestros al–

tares, rodeado bastantes veces de una gavilla de jóvenes

libertinos,

y

de un estrado de mugeres mundanas , que

tuvo que sufrir en otro tiempo de aquella tropa insolen–

te, que lo hartó de injurias y lo cubrió de

salivas~

Una

muger se compone para ir

á

la iglesia como se compon–

dría para ir al teatro : asiste ordinariamente

á

los diVi–

nos misterios con el mismo espíritu, con el mismo ayre

mundano con que asiste pocas horas despues

á

los espec–

táculos,

ó

á

las concurrencias profanás. Mas ricamente

vestida que el altar,

i

no se <liria que es un ídolo anima–

do, expuesto á los ojos del público, en medio del tem–

plo de los

cristianos~

A lo menos es cierto que recibe mas