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SÁBADO TERCERO
ta el Salvador
á
esta pecadora contrita! Muger, idónde
están los que te acusaban, la dice el Salvador. iNinguno
te ha
condenado~
Ninguno; Señor, respondió esta peca–
dora. Pues tampoco yo te condenaré, añadió el Salvador:
vete en paz,
y
no vuevas mas
á
pecar.
i
Puede haber
mansedumbre mas
extremada~
i
Y
despues de esto, debe–
rán contarse entre los constitutivos de nuestro zelo la
amargura
y
la dureza para con los
pecadores~
PUNTO SEGUN D O.
Considera como el exemplo de Jesucristo es una leccion
muy importante que nos enseña que una virtud áspera,
adusta, melarrcólica: que un zelo duro
y
amargo; que una
caridad ágria
y
poco compasiva, son falsas virtudes. Son
el amor propio, el humor, el genio que toman prestada la
mascarilla de una virtud puramente superficial;
y-
así to–
das las personas que hacen profesion de piedad, de zelo,
de caridad,
y
que al mismo tiempo son inquietas, renci–
lla
as, de mal humor, dura
y
adustas, están en un error muy
grosero si se imaginan que tienen un verdadero zelo
y
una
virtud. La primera leccion que nos da
el
Salvador desde el
instante que nos admite á su servicio, es que aprendamos
de él
á
tener mansedumbre
y
ser humildes!
Discite
a
me,
quia rnitis sum; et
humilis
corde.
Se puede decir que e ta
mansedumbre ha sobresalido en todos los santos: la pa–
ciencia
y
la humildad. frutos necesarios de la san-tidad, son
insepara.b1es de aquellct mode tia
y
mansedumbre, que
en
todos tiempos ha hecho la virtud tan amable: carecer
de
esta mansedumbre
y
de esta caridad
compasiva~
es no te–
ner virtud.¡ Qué ilusion creer que es la pura caridad, que
es el amor de Dios
y
del próximo quien aníma nuestro ze–
lo, cuando este pretertdidd zelo se desata en invectivas,
en
términos ágtios
y
picantes, en injurias, en calumnias!
¡qué
error imaginarrtos que
es
el espíritu de Dios
y
el moLivo
de
la sal vacion <.ie las almas quien nos aníma cuando se quie–
re exterminar
al
pecadód
A
la
vetdád, se debe aborrecer
el pecado, no adular al pecado, no contemporizar con el
pecado; pero se debe tener entrañas de padre para con el
pecador: es este un enfermo que es precisocurar; pero no
se
ha
de desear matarlo. No se debe andar en adulaciones