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· DE CUARESMA.

nuevo~

y

quita el espíritu antiguo: él nos purifica de nues–

tras manchas ,

y

por medio de su gracia nos hace perse-

verar libremente en el bien.

Siguiendo este mismo espíritu,

y

en el mismo sentido,

ha ·destinado' la

f

glesia para la segunda epístola ae la misa

de este día el pasage del profeta lsaías, donde descubrién–

donos Dios los infinitos tesoros de su misericordia,

y

las

riquezas de su bondad, nos manda que nos purifiquemos

de nuestras iniquidades,

y

que nos lavemos de todéls nues–

tras manchas:

Lavamini, mundi estote:

lav4os, purifü;:áos.

No pide una lavadura de una purificacion exterior, como

parece la entendían los judíos; quiere una pureza inte–

rior • una purificacion de alma, la. cual no

s~

hace sino

por la conversion del corazon, por la peniteq<;:ia , por la

caridad. Lo que se sigue hace ver claramente que Dios

no h

abla sino de

la Inocencia:

Auferte malttm cogitatio–

num_

vestrdY.um,

quirar de delante de mis ojos

14

maligni- .

dad de vuestros deseos

y

pensamientos~

y ·

cesad de hacer

mal :

.Quiescite agere perverse.

Pero no basta cesar 'de ha–

cer mal, continúa el Señor, es menester que aprenqais

á

obrar bien:

DisCite benefacere.

Porque la justicia consiste

en huir del mal,

y

juntamente obrar el bien :

.Qucerite

judicium

,

amad la r'ectitud y la

bu~na

fe,

y no hagáis mal

á

nadie. Socorred al pobre, haced justicia al hué.rfano,

defended

á

la viuda , exercitáos en obras

qe

misericordia,

haced bien

á

todos ,

y

despues de esto os doy licencia

para que os quejeis de mi severMad,

y

me acuseis -pe ser

un Señor duro

y'

austero , si os miro con malos ojos , si os

desecho cuando viniéreis

á

mí,

1

si cierro mis oic!os

4

vues·

rros deseos

y

á

vuestras peticiones. En verq:lJ os digo,

que aunque vuestros pecados fuesen tan roxos

~orno

la

escarlata,

y

vuestra alma tan teñida como el p..ño teñi–

do del encarnado· mas vivo, se embl<JnqtJe.cerá como la

misma nieve :

Si

fuerint peccata vestra

ut

coccinum,

qua-

,

si nix

dealbahüntur

y

cuando vuestros pecados

fu ~sen

tan ·roxos como

el

bermellon • quedarán tan blancos co–

mo la lana mas blanca:

Ve! ut lana alba erunt.

No es es–

to decir que el petado dexe jamás de ser pecado, sino que

Dios qu 'ere que entendamos, que por enormes que sean

nuestros

p~cados

$

por grande que sea su número , desde

el instante en que el pecador se convierte de buena fe, le .

S .2