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'!60

MARTES CUARTO

mos-de las oraciones de los

SélJO~OS <

y

'ªe los íbuenos,

y

llo–

remos la funesta ceguedad de los

her~ges,

que negando la

intercesion

y

la comunion de los

santo~,

se privan infeliz–

mente de uno de los mayores

YJ

ma.s impmtantes soco-

nos de esta vida.

r

r.' ·

ll1

<

Enternecido' el Señor;

y

móvdd.o,detlas

fe['Úent~s

súpli–

cas de su siervo, se apl¡:10ó,

,y.

d.e.*ó.1~cd.e

;(ccrsnigarlros. Pero

Moyses, baxando con 1as>dos tablas'1 de •la !he}! en las

ma~

nos,

y

viendo el becerr0cle 1oro

y

las.danzas -qme se hacian

ahededor de él, se irritó tanto,,que las tiró,

y

las hizo pe–

da•zbs_á la falda del monte, como. qi1euiendo

ch11r•

á

ent~nder,

que

qu~dlaba

rota la =" alian;míql

!le.lc:

i hebreos hflbian hecho

con Dios. Esta accion.d M.oyses ,

dí.ce

san Agustín , era

símbolo, y una especie de profecía de la supresion ó ant1la–

cion de la antigua alianza, para dar lugar á la nueva que

el Mesías babia de hacer un día. Destruyó Moy es el altaT,

arrojó al fuego el becerro de oro, cuyo polvo mezcló con

agua, la que hizo beber

á

lps hijos de Israel. Quiere decir,

~ue

habiendo reducido en polvo el becerro de oro , echó

e te polvo en el agua donde el pueblo iba

beber, como

para hacerles conocer la vanidad de su pretendida divini–

dad, la que no había podic;lo embarazar el ser reducida en

polvo;

'f

para que la menospreciesen como al polvo.

El evangelio de este dia es. dtl.c.apitulo séptimo de san

Juan. Hácia la mitad de

la

fiesta de los Tabernáculos, ins–

tituida en memoria de las tiendas, baxo las cuales habían

acampado los judío" en el desier to por espacio de cuaren–

ta

años~

y que se celebraba por ocho días seguidos en el

séptimo mes del año judáico, que correspondía

á

nuestro

septiembre ; como á mitad de esta fiesta; esto es, un dia

festivo de la octava. que, segun parece, era el sábado, su–

bió el Salvador al templo; seis meses antes de su muerte,

y

se puso á enseñar; lo que hizo con tanta elocuencia

y

erudicion , que se atraxo la admiracion de todo el mundo.

Aquellos mi mos de entre los j udíos que·se1labian declara–

do ma contra él, se decían ímos á ótros·

iCqmo

sabe tanto

in haber tenido jamá mae troque le enseñase? Los judío

se pa naban tanto ma de la profunda sabiduría del Salva.

dor, cuanto les constaba que jamás babia frecuentado sus

escuelas , ni tenido maestro alguno de entre éllos. La res–

pu sta que les dió el Señor, no fue menos ingeniosf

y

es_eiri·