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MARTES CUAR'l'O
exteri6r
de las cosas: ·entrad en el espíritu de
Ja
ley:
no
blasfemeis en mí lo que juzgais no se puede condenar eh
vosotros. Si no se viola la ley del sábado circuncidando
al hombre en este dia,
i
por qué se violará haciendo an-
dar
á1
un. paralítico,. en
sábado~
,
J
....,
J
Entre los·que escuchaban al Salvador ,i ,hahia muchos
d.e Jerusalen, que mejor informados que el simple. p9e..:–
blo,,sábian . cierfan1ente lo que se·tramaba co'ntra
él.
Es:–
t.ps,·pues , se deaian únos á ótros:
z.
No es este aquel hom–
bre extr.aorilinario á quien por todas pa:rtes,,se le busca pa..,
ra q
itarle
lfl
viqa~
Viedlo aquí cómo habla con intrepidez
en presen:<i:-iá de los qúe lof buscan: ved,, .córuo publica >sus.
depravados
designios., sin que ·se, atrevan á .decirle .una su...
la pal abra:
z.sihabrán vuelto en sí,
y
habran conocido
que es el verdadero
Mesías~
Per-o sabetnos todos, que este
es ·un bombre nacido
y
criado ,entre rn..osotros;
y
cuando ha–
ya venido Cdsto, ·nadie sabe de dónde es. El populacho era
qu ien hablaba:así; porque los judíos·, que sabia.n la Escri–
~ura
, ·no ign:oraban que.Cristo debía ser de lá raza de Da–
vld,y
de la aldea ·de Belen, de donde Dav1sl era natural.
l.osjudíos, de Jerusalen parecía ignoraban que Jesucristo
hubiese naG:ido en Belen,. ó
á
lo men<'>s; ho cotiocian
qu~
.Sus parientes,, que habitahari t©dos:en Galilea, pudiesen lser
qeséendieo
l!es dé David., y que -Belén fue,se- el lugar
de
' su
orígen. :El
Salvador.sehallaba .á
la
sazonen aquelia parte
del
templordonde los doctores acostumbraban explicar la
ley.. Conoéiendo lo qu.e el pueblo
pensaba ~de ·él,
levaru.ó la
voz~ y.
en aiFdeciéndose su zelo, les habló con un tono1mas.
fir.me,.y les di)Qo: Vosotws sabeis quién soy yde d6nde ,sóy,.
se.glua eLh
Dmbre
qMe
soló aparete á vuestros ojos:.'Pero r1o_sa–
beis
qui~h
s.oy';ni de dó'nde
sqy,
segun la
naturaleza·di~ina.
Jgnorais igualmente que soy el Mesías, que Dios
os
ha·en–
v.iado, como lo babia prometido. Vo
sotros nome mirais si–
no GÓmo un honib.r:e, 6 cuando mas, como.un
profe~a'..,
aun–
que' muchos de vosotros, por una negra malicia, no me
m'i~
rais. sino como un engañ dor, por mas que no puedan
ig–
norar el testimonio que Juan Bautista dió dé mí, ni los
milagros que todos me han visto hacer. Todo deberia ha–
ceros conocer que no vengo de parte de ningun hombre
á
enseñaros el camino de la salvacion: que no hay hombre
alguno
soqre
la tierra que me h_aya podido dar esta mision: