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DE CUARESMA•.
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la amais-- para- Juntar vuestra 1alegría con
la'
suya. ·saltad
de gozo los que habeis estado de asiento en la
tri~teza
y
en el ·dolor,
y
seréis colmados de delicias,
y
os saciaréis de
los cQnsuelos que manan
y
brotan de su seno. Estas expre–
si0nes de alegría se han tomado del capítulo 66 de lsaías,
donde el .Profeta, despues de haber p.sedicho de un mo–
po claro
y ,
preoiso la corryetsion de ·1os gentilesi á,la fe
de,.Jesucristo, baxo la {igura de los judíos, libres en fin de
la cautividad,
y
de vuelta
á
su ,pais, convida
á
todo el
pueblo escogido á hacer de111ostraciones de alegría por la
dichosa vuelta de la conversion de los gentUes para no
hacer .si.n© una Iglesia:
Quis audivit
unquam tµle;} .
¿Quién
oy,q
jamás
~osa
igual
,-G-i.~e
el P.rofeta?
Et quis
v-idit
h:iic
simile?
¿Quién jamás vió cosa semejante? ¿quién hubiera
pensado jamás. añade, que Sion hubiera podido parir- ea
tqn poco tiempo un pueblo tan
numeroso~
En efecto, ¿qué
cosa mas adll)irable
y
mas pasmo a que la
mi.lagro~a
con–
version de los gentile á la fe
de,
Jesucristo?· ¿.
Quiénhu–
biera jamás creid0 querdoce pobres pescadores,
gen.tegro–
sera, sin letras, sin fuerzas·, sin opinion, habi
an deem–
prender reformar toda la tierra,
y
persuadir á unos hom–
bres nacidos en la disolucion, criados en la licencia de las
~ostumbres,
abandonados al libertinageCielos sentidos, que
<;reyeran los misterios mas impenetrables al espíritu hu–
mano,
y
mas inaccesibles
á
las luces de la razon,
y,
que
se sometieran al yugo de una moral la mas austera? Pa–
rece increíble que hayan empre_nd.ido todo esto.; pero mas
inc;reible parece que lo hayan conséguido. Sin embargo, así
ha sido.¡ Qué .maravilla el que una
r~ligion
como ésta. en
menos de un siglo se haya derramado
y
extendido por ca–
si todas las panes del mundo; y que
á
pesar de las con–
tínuas oposiciones de la carne
y
del espíritu,
y
que sin em–
bargo de las mas horribles persecuciones., esta religion
perseyere sin la menor alteracion en su moral
y
en su fe,
no solo despues de 18 'siglos, sino hasta el fin de los siglos!
Esto es lo que anunciaba el Profeta
á
la hija de Sion,
y
lo
que
le
hacia decir, que se alegraran todos los que amaban
á
Jerusale11,
y
que enxugaran sus lágr imas, porque ven–
dria un tiempo én que esta ciudad se veria llena de glo–
ria,
y
en que toda la tierra partidparia de las delicias que
corrieran de su seno. Parece que la Iglesia en lo <lemas del
Tom. JI.
P