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DE CUARESMA.
20
has recibido,
y
á
las que has €mbarazado el efecto. iCuán–
tas santas
inspiraciones . has: 1'.en ido~'
icuáatos._buenos de–
seos, y-cuántos pensamientos·saludables á vista
~de
aque–
lla muerte improvista, á la nueva de aquel accidente ad–
verso, al leer aquel libro devoto, en aquel sermon, en
aquella
enfermedad~
Todas estas santas inspiraciones, to–
dos estos piadosos ,movimientos interiores que has teHido,
pero á que ao has atendido ni has seguido, son otras tan–
tas gracias que has despreciado. ¡Qué pérdida, buen Dios!
i
Pero quiéa la
siente~
i
quién se duele de élla
~
, .PUNTO SEGUNDO.
Considera. qué desgrada .hubiera ,sido la de
la
Samari–
tana
y
la de- todos aquellos . que creyeron en Jesucristo
por su medio, si élla no hubiera ido
i
buscar el agua á
la hora que el Salvador habia determinado ilustrarla, con–
vertirla
é
instruirla; ó si habiendo ido, no hubiera que–
rido oír al que no la hablaba sino para convertirla;
ó
·si
habiéndolo oido ; lo hubiera, dexado descortesmente, sin
querer rendirse á . las soliCitaciones interiores de la gra–
cia. ¡Qué desgracia la de muchos grandes santos, si no
se hubieran mostrado dó.ciles
á
la voz interior que los
llamaba;
á
únos
á
la soledad , .á ótros al claustro; á és–
tas .
.á
romper
1
aquel comercio, á aquéllos
á
vehaer tal
pasion,
y
á todos á trabajar sin dilacion en el negocio
de su salvacion!
i
Qué hubiera sido de estos héroes cris–
tianos., de estos grandes
modelos~
Repasemos otra vez
los singulare favores de que Dios nos ha llenado,
y
en
los que pensamos tan raras veces. ¡Cuántas santas
leccio~
nes tenidas,. al parecer,
pot
acaso,
y
no obstante tan á
propósito! ¡cuántos dichosos encuentros, improvisos á la
verdad; pero muy propios para el designio que tenia
Dios
de convertirnos! ¡cuántos pequeños milagros; por decir–
lo así, hechos
á
favor nuestro! Una inspiracion que se
ha tenido, una reflexion que se hizo, una
palab~a
que se
oyó han sido muchas veceS';la causa de una conversion
per fec ra.
Y
si tenemos la dicha de habernos consagra o
al servicio de Dios, examinemos lo que pasó en nuest ra
vocac ion, considerémos todas las circunstancias que la
acompañaron, y admirémos la bondad
y
sabiduría on