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DOMINGO SEGUNDO

bros de Jesucristo?

i

Tgnorais acaso que vosotros sois tem–

plos de Dios,

y

que el espíritu de

Dios

habita en vos–

otros ( r.

Cor.

3.)?

i

Qué delito no será arrojar al Señor de

él

con una profanacion sacrílega? No sigais el exemplo

de

los paganos, los cuales no siguen otra regla que sus

p~siones, de las que son esclavos.

N adíe use de violencia, ni

de fr aude con

su

próximo en ningun negocio;

y

la razon que

da es , porque el Señor es vengador de todas estas cosas.

La ingenuidad y la buena fe deben hacer en parte el carác–

ter del cristiane.

i

Qué se gana con el disimulo

y

coh los

ar tificíos? Las apariencias pueden engañar

á

los hombres

que no ven el corazon; pero Dios penetra hasta el fondo

del corazon, y descubre todos nuestros artificios (

Psal.

7.).

D ios no nos ha llamado para que seamos impuros, sino

para que seamos santos. ¡Qué fin este tan glo rioso !

Por ser el evangelio de este dia el mismo que 'el del día

antecedente, no se repite aquí la historia de la

tr~nsfi­

guracion del Salvador del mundo, contentándonos con

añadir algunas reflexiones sobre este misterio.

Por transfiguracion del Señor se entiende aquella muta–

cion milagrosa que hizo Jesucristo en su cuerpo en pre–

sencia de san. Pedro, Santiago y de san Juan en el mon–

te Tabor, cuando se dexó ver con el res'plando.r mas bri–

llan te de su gloria en medio de Moyses y Elías, con quie–

nes estuvo habl ando algun

tiempo

de las ignominias de su

~

pasion. La gloria que el alma de Jesucristo gozaba de?de

.el primer instante en su

encarnacíon~

naturalmente

debía

·comunicarse

á

su cuerpo; y era un milagro continuado el

que esta gloria estuvier.a suspendida y encerrada en su al–

ma, sin que se descubriera el menor rayo de

élla

sobre su

cuerpo en todo el discurso de su vida mortal. El fin que se

propuso el Señor en la encarnacion, y la elecc::ion que hi–

zo desde la eternidad de redimir

á

los hombres por medio

de las· humillaciones de su pasion, y de las ignominias

de

la

cruz,

pedian este milagro. Si esta gloria hubiera resal–

tado durante su vida sobre su cuerpo, ¿quién hubiera pen–

sado jamás en maltratarlo? :zquién se hubiera atrevido

á

cru–

cificarlo?

Si hubieran .conocido al Señor en la gloria,

dice,

san

Pablo,jamás le hubieran crucificado.

El

dia

de

su trans·

:figuracion dexó Jesucristo de hacer este milagro por algu–

nos momentos : permitió que

~e

asomaran

ó

resaltaran so·