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DOMINGO TERCERO
M~ría,
madre de g racia, madre de misericordia, defiénde–
nos de nuestros enemigos,,
y
recíbenos baxo tu protec–
cion
á
la hora de la muerte.
· .
· PRO POS !TOS.
r Considera, dice san Bernardo, con qué devocion,
y
con qué zelo ha querido Dios que honrásemos
á
la san–
tísima Vírgen, en lo qu-e ha puesto la plenitud de todo bien,
como en un gran depósito, de donde corriesen sob re todos
sus de'iotos las mayores gracias;
y
así no ha habido santo
ea la Iglesia que no haya tenido la mas tierna de vocion á
la
Madr~
de Dios. Se puede decir que e ta devocion es el
carácter de los escogidos: tan ordinaria es en lás almasjus–
tas
; ,y
se ha n0tado, que si alguno·s pecadores han con ser–
vado esta regtdar_veneracion
á
la santisima Vírgen en me–
dio de sus desórdenes, su conversion ha hecho ver tardeó
temprano que la devocion
á
la Madre de Dios nunca es in–
fructuosa. Sé tú uno de los mas zelosos
y
mas afectuosos
siervos suyos. Ha,z pública profesion de .ser del número de
sus hijos. No
Stf
te pase.dia alguno sin dar pruebas de ello.
No dexes de rezar todos los dias el rosario á honra suya;
pero procura rezarlo cada dia con mas devocion
y
con
mas gusto..
La Iglesia empieza todas las horas de su oficio por el
Padre nuestro
y
Ave Maria,
y las acaba todas con esta her–
mosa oracion:
Beata víscera Marice virginis, quce porta–
verunt teterni Patris Filium
:
et beata ubera, qute lacta–
verunt Christum
Dominum.
Dichosas las entrañas que lle–
varon al Hijo del Eterno Padre; dichosos Jos pechos que
dieron de mamar á nuestro Señor Jesucristo. Reza
á
me–
nudo esta breve oracion. Ten la imágen de la santísima
Vírgen, no solamente en tu oratorio, sino tambien en los
cuartos mas principales de tu casa: procura celebrar con
particular devocion todas sus fiestas. Haz siempre en éllas
alguna limosna ó alguna otra buena obra por el mismo mo–
tivo,
y
no dexes de inspirará todos tus súbditos
y
amigos
la devocion
á
la santísima Vírgen: esta ha sido siempre la
práctica de todas las gentes de bien.