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DESPUES

DE

CENIZA.

quad

mu!ti

ob

Oriente

,

et Occi-

dente,

y

se sentarán con Abrahan,

dente venient, et recumbent cum

Isac

y

Jacob en el reyno de los cie–

Abraham, et lsac, et Jacob in

los: mas los hijos del reyno serán

regno ccelorum

:

filii autem

reg~

arrojados

á

las tinieblas exteriores:

ni ejicientur in tenebrar exterio-

allí será el llanto y el rechinamien–

res: ibi eritfletu1, et ;tridor den-

to de dientes. Y dixo Jesus al Cen–

tium.

Et

dixit J esu; Centuria-

turion: Vé,

y

conforme á tu

fe,

así

ni:

Vade, et ricut credidisti, fiat

sea el suceso. Y en el mismo instan–

tibi.

Et

sanatur ert puer in illa

te sanó el criado.

hora.

MEDIT ACION.

$_obre la fe •tJi'tJa.

P UN TO

PR

IMER

O.

Considera como la fe viva es todopoderosa, porque

en~

peña

á

Dios

á

que nada la niegue. Esta fe viva encierra

en sí una idea tan alta y tan excelente de las perfeccio–

nes de Dios, de su bondad, de su sabiduría, de su

omni~

potencia, de su sincera voluntad de hacernos bien, y de

su ternura paternal, que Dios no es capaz, por decirlo

así, de resistir

á

sus religiosas instancias. Y á la v

ad,

sola esta fe viva honra

á

Dios con un culto re

nio–

so, y proporcionado en cierto modo á nuestro' s r,

y

al ser

infinito

é

incomprensible de nuestro Dios. No hay medio

alguno de conocer, de amar, y de adorar

á

Dios sino

por la fe. Sin la fe no hay verdadera virtud, no hay ver–

dadera religion, no hay verdadero culto, no hay virtud,

si no está animada de la fe, fundada sobre la fe, nacida,

por decirlo así, de esta fe viva, la cual sola forma los fie–

les. Sin la la

fe

no hay esperanza, no hay devocion, no hay

caridad cristiana,.no hay culto rel igioso y divino. Que–

riendo Dios darse

á

conocer, hacerse amar, y ser honra–

do de sus criaturas racionales, necesariamente debía e ta–

blecer una religion; y no podia al parecer establecerla

sino sobre la fe. La fe justificó

á

Abrabam, y á todos los

santos de la antigua ley y de la nueva: la fe es quien

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