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·258

DOMINGO

DIEZ Y

SEIS

Non véniat mihi pes supérbice.

Salm.

35.

No permhais, Señor,

que

·1a _soberbia se

apodere

de

mi

espíritu,

ni de mi

coq1zon.

·

··

P R O P O S I TO S.

- 1

Envanec;erse, mirar

a.

los <lemas con menosprecio

porque se

tiene

una habitacion magnífica, po'rque se lle–

va un vestido rico, porque ·se tiene un equipage suntuo–

so

~

P<?rque se tuvo un bisabuelo de mérito ,

o

porque se

encuentr~ n

en registros viejos las· armas que uno tiene,

.o

el nombre que

lleva~

i

hub_o jamas una opinion mas mal

fundada de nuestra propia

excelencia~

Desengañémonos,

· el mérito personal , las virtudes no son

her~itarias

Una

gala brillante , un vestido bordado de oro , úna nobleza

antigua. no son incompatibles con un entendimiento limi–

tado,

y

con un mérito todavía mas corto. Tambien· se

doran las

esta t~as

de

~adera

y

de tierra:

póngas~

una ·

fi gura de madera en el mas

alto

nicho, siempre será de

madera. El mérito personal, por mas real que sea, no da

derechó para despreciar

a

nadie. El mas insigne mérito

pierde su lustre,

y

es obscurecido por Ja soberbia. Con–

cibe un horror constante .contra este vicio. Jamas des–

precies

a

nadie

;~procura

ser cortés

1

atento, afable con todo

/

el mundo, aun con tus criados. No_les hables jamas sino "

con agrado. Quanto mas distinguido

y

elevado estés por tu

n_acimienro, por tu

empleo~

por tu dignidad, por tu méri–

to, tanto debes ser mas político, mas suave, mas cortés,

mas afable. Un mérito grande nunca fué feroz ni altanero.

2

i

Eres vano, altivo, soberbio? pregúntate alguna vez

a

ti mismo, por qué lo eres? La mayor parte de las gen–

tes, especialmente las mugeres, no hallarán otro princi–

pio de la demasiada buena opinion que tienen de sí ,

y

d -..:1

menosprecio que hacen de los otros , sino unas ra–

zones to talmente agenas que debieran mas bien servit

para humil1arlas.

Una

persona humilc;ie

~

modesrn, de qual–

quiera condicion que sea, siempr e es respetable: al con–

trario, nada inspira, nada merece tanto el menosprecio

''como la sober bia. Pide continuamente

a

Dios que te dé

una victoria completa sobre un enemigo tan aborrecible

y

tan pernicioso. Para esto toma·el dia de

hoy

esta fuer-

te