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DESPUES DE PENTECOSTES.

~29

llo y

1a

estimacion que uno tiene de sí mismo es una

es–

pecie de locura. Nos reimos

y

nos lastimamos de un vil

menestral que se imagina ser un

gran

príncipe ;

i

somos

ménos mentecatos nosotros quando creemos ser mas que

nuestros hermanos

?

De nuestra propia cosecha no

te–

n mos otra cosa que la nada ;

y

hab lando en propiedad,

de ninguna otra cosa nos podemos gloriar. Una necia va–

nidad

tan

léjos

está de

elevarnos sobre los demas , .

que

nos pone siempre inmediatamente

a

nivel,

y

aun

debaxo

de la

nada.

Opu.r autern suum probet unusqufsque

:

Examine

bien

.cada uno

lo

que

ha

hecho

y

lo

que

hace ;

y a

buen se–

guro, continúa

el _apóstol,

que no

se g1oriará

sino

de lo

qu~

es en.

s1

,

ismo ,

y

no de lo que son los otros;

lo

que

nosotros- somos lo dicen nuestras enfermedades

y

nuestras

flaquezas. Y

si

descubrimos con tanta perspicacia los de–

fectos agenos ,

es

por tener el maligno gusto de .creernos

exentos de ellos '

y

abrogarnos por esta buena -opinion de

nuestra pretendida vi tud un derecho de superioridad so–

b re los otros. Desengañémonos, nuestras vanas imagina–

ciones jamas serán títulos de nobleza para nosotros. Nues–

tro mérito

no

se

funda ni sobre las virtudes , ni sQbre los

defeccos

de

los otros (

2.

Cor.

r.):

Glória nostra hcec est,

dice

San Pablo,

testimónium consciéntice nostrrR:

Nuestra

gloria es el testimonio de nuestra conciencia , fundado so–

bre el modo como nos hemos portado en este mundo,

si

he{UO.$

andado delante de Dios con un corazon recto

y

sincero , no obrando segun Ja prudencia de la carne, sino

segun la gracia de Dios, principalmente en lo que mira

i

nosotros

mismos.

Nuestras obras ,

y

no las agenas

~

son las

que nos acomp1ñan

y

forman nuestro ret rato. La bue–

nas

ó

malas acciones de los otros no harán J <l mas nuestro

carácter; cada un· d be ser j uzgado

s

gun el bien

ó

el

ma l

q

ie

hubiere

echo ¡Que locura creer e uno bueno

por

ue los otros son malos!

Unusqufsque onus suum portá–

hit:

Cada uno llev rá su carga. No "e nos pedirá ue

ta

de los

t

' e1 , t -

s

que los o ros han recibido, sino de los que

h mo red · jo nos

tros:

los

defectos agenos

no

nos

justi–

fi

arán

a

noc;otros.

1

apó.

tol

pro igue enc21 rgando'

que

el

que

s

ha ::e instruir, dé parte de todos su

bienes al que

le

instruye :

Commúnicet autem is, qui

catbechi~átur

ver-

Tom. V.

P 3

bo,