DESPUES DE PENTECOSTES.
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llo y
1a
estimacion que uno tiene de sí mismo es una
es–
pecie de locura. Nos reimos
y
nos lastimamos de un vil
menestral que se imagina ser un
gran
príncipe ;
i
somos
ménos mentecatos nosotros quando creemos ser mas que
nuestros hermanos
?
De nuestra propia cosecha no
te–
n mos otra cosa que la nada ;
y
hab lando en propiedad,
de ninguna otra cosa nos podemos gloriar. Una necia va–
nidad
tan
léjos
está de
elevarnos sobre los demas , .
que
nos pone siempre inmediatamente
a
nivel,
y
aun
debaxo
de la
nada.
Opu.r autern suum probet unusqufsque
:
Examine
bien
.cada uno
lo
que
ha
hecho
y
lo
que
hace ;
y a
buen se–
guro, continúa
el _apóstol,
que no
se g1oriará
sino
de lo
qu~
es en.
s1
,
ismo ,
y
no de lo que son los otros;
lo
que
nosotros- somos lo dicen nuestras enfermedades
y
nuestras
flaquezas. Y
si
descubrimos con tanta perspicacia los de–
fectos agenos ,
es
por tener el maligno gusto de .creernos
exentos de ellos '
y
abrogarnos por esta buena -opinion de
nuestra pretendida vi tud un derecho de superioridad so–
b re los otros. Desengañémonos, nuestras vanas imagina–
ciones jamas serán títulos de nobleza para nosotros. Nues–
tro mérito
no
se
funda ni sobre las virtudes , ni sQbre los
defeccos
de
los otros (
2.
Cor.
r.):
Glória nostra hcec est,
dice
San Pablo,
testimónium consciéntice nostrrR:
Nuestra
gloria es el testimonio de nuestra conciencia , fundado so–
bre el modo como nos hemos portado en este mundo,
si
he{UO.$
andado delante de Dios con un corazon recto
y
sincero , no obrando segun Ja prudencia de la carne, sino
segun la gracia de Dios, principalmente en lo que mira
i
nosotros
mismos.
Nuestras obras ,
y
no las agenas
~
son las
que nos acomp1ñan
y
forman nuestro ret rato. La bue–
nas
ó
malas acciones de los otros no harán J <l mas nuestro
carácter; cada un· d be ser j uzgado
s
gun el bien
ó
el
ma l
q
ie
hubiere
echo ¡Que locura creer e uno bueno
por
ue los otros son malos!
Unusqufsque onus suum portá–
hit:
Cada uno llev rá su carga. No "e nos pedirá ue
ta
de los
t
' e1 , t -
s
que los o ros han recibido, sino de los que
h mo red · jo nos
tros:
los
defectos agenos
no
nos
justi–
fi
arán
a
noc;otros.
1
apó.
tol
pro igue enc21 rgando'
que
el
que
s
ha ::e instruir, dé parte de todos su
bienes al que
le
instruye :
Commúnicet autem is, qui
catbechi~átur
ver-
Tom. V.
P 3
bo,