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DE QUARESMA.

tuna , que veía

ya

en su tiempo el profeta :

Pidi lmpium

superexaltátum,

&

elevátum sicut cedrus Líbani:

He vis–

to, decia,

á

un hombre de costumbres bastante desre–

gladas, de una conducta

muy

irregular ,

á

un hombre

que teniendo poca rel"gion , poniendo toda su confianta

en

b azos de carne,

y

apartando su corazon del

Señor,

solo se apoyaba sobre Ja proteccibn

de

los grandes, so–

bre el número de sus amigos, sobre su habilidad, sus

ta–

lentos y su industria;

y

contando poco sobre la ayuda del

cielo, ponia toda su confianza en

el

hombre:

Vidi super–

exaltátum:

Ví á

este hombre en la.mas brillante prospe–

ridad, elevado como los cedros del Líbano , colocado

en

.el mas alto escalon de la fortuna.

Todo

le lisonjeaba,

tp–

do

le

salia

á

medida de sus deseos ; todo le prometia una

continuacion de prosperidades sin límites:

Et transívi ,

&

ecce

non

erat.

Mas ay

!

no

hice

sino pasar, y

ya'

no esta-:

ba ese grande y soberbio coloso: babia caido en un ins–

tante; y esa preciosa -masa, ese ídolo de la felicidad hu–

mana trabajado coa tanto arte, levantado por medio de

tantos resortes

y

con tan o trabajo , sostenido con tantos

apoyos , y que parecia babia de resistir

á

la violen ia

de

todas las tempesrades, se ha de. moronado , se ha hecho

pedazos, se ha convertiJ o en polvo en un abrir y cerrar

de

ojos,

&

non

est invéntus locits ejus:

y ese

~ichoso

del

siglo ha desaparecido con tanta precipitacion, que no he

podido hallar el puesto en que estaba:

&

non

est

invén–

tus locus ejus.

Tal es la suerte de esos dichosos

d 1

mun–

do , de esos artífices de su fortuna :

E cce horno qui non

pósuit Deum adjutórem suum.

He

aquí un hombre

que no.

creyó tener

ne~esidad d~

la ayuda·del cielo:

Sed sperávit

in multitúdine divitidrum suárum

:

Estuvo confi ado

en

el

favor de Jos grandes, en la multitud de sus recursos, en

la abundancia de sús riquezas, apoyos débilt's, brazos

de

carne, fondos caducos.

i

Quien . no hubiese creido que esa

familia estaba al abrigo de todas las borrascas

?

i

que era

superior

á

todas

la~

revoluciones de los tiempos? Las he–

rencias recaían en cabeza, no de uno, sino de innume–

rables herederos : las substituciones iban , por decirlo así,

hasta mas allá de los siglos: los te soros se aumentaban

todos los dias , ]as nuevas tierras

qu ~

se

adquirían todos

los dias aseguraban una fortuna que no debia

caer

ja-

mas,