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SEGUNDO LUNES'•

te, no está muy distante.

i

Quien nos asegura

que

no

llegará?

·

Vivens vivens ipse confitébitur tibi

,

sicut

&

ego

hódie.

lsaí. 38.

Señor, no son los

que

mueren en pecado los que canta–

rán vuestras

alaba~zas

; los que ·os alabarán , serán los

que todavía viven , y como yo, desde hoy mismo co–

mienzan

á

glorificaros.

'

(...

PRO POS 1 TO S. -

i

Qui~res ~vitar

Ja

desgr~cia

de la

impenitencia flnal?

haz pemrené1a Clurante la vida,

y

no aguardes

á

hacerla

á

la

hora de la muerte.

i

Por ventura es tiempo de conver–

tirse,

ú

de reformarse

quando~

se va á dexar de vivir

?

i

Es tiempo de empezar á ser hombre de bien quando

se empieza á no ser ya hombre? Finalmente

z

es

tiempo

de hacer penitencia quando se va

á

morir ?

iJ:s

Dios

en–

tónces el objeto

y

el motivo de aquellos terrores , de aque–

llos pesares, de aquellas lágrimas, que el puro temor de

los cercanos suplicios,

y

la espantosa vista del peligro

ar–

rancan de los corazones -mas endurecidos

y

ménos peni–

tentes? ¡Que desgracia será la tuya,

y

qué señal mas cla–

ra

de reprobacion , si despues

de

haber leido todo esto,

difieres para la hora de la muerte tu coriversion

y

tu

pe–

nitencia

!

Judas conocía su delito á la hora de la muerte.

Antíoco lloraba, prometia , no hallaba consuelo en aque–

Jla hora,

y

ámbos

4

'1.l)s

mliriéron impenitentes.

O

tie–

nes necesidad de c .nveftirte ,

ú

de

reformarte. No te con-

- tentes con concluir ' que es- nreciso convertirte

ó

refor–

marte. No sería la primera

~

- eme

]o

h~s

hecho :

con- .

clusiones· ineficaces

é

i.lusorias ,

~

'lto de conversion

y

de reforma

ht

práctica debe ser la

'lclusion : empieza

por postrarte á los pies de tu crucifix

y

allí acotdán–

dote de tus desórdenes

ú

de tu relaxa

"1 ,

ten arrepen–

timiento vivo

y

doloroso de tus infidelid•

~s

pasadas,

y

eile á Di'os en

la

ámargura de tu corazon:

Señor , que no quereis la muerte del pecador , sino que

se convierta

y

que viva

(Ezech.

3.),

haced que

e.l\te

dia sea

el de mi perfecta conversion, el de la reforma

d~

mis cos–

tumbres,

y

el

de mi penitencia;

empiezo

c~n vue~ ~ra gr~-

c1a

1 .