DE
QU~RESMA~
siempre de un gran socorro en los a€ddentes mas ad–
versos de la vida. Pero si Dios hace tanto caso de las
oraciones de los Santos quando están todavía sobre
la
tierra, que por
sus
ruegos hace los mayores milagros,
di–
cen los padres,
i
que poder
no
tendrán coµ Dios quando
están en el cielo , donde su caridad los hace mas sensi–
bles á nuestras necesidades?
i
y
qué
socorros, qué venta–
jas no se consegui rán. por
s.u
intercesion y sus
ruegos~
El
motivo .de favorecer Dios
á
sus fieles siervns con
el
dón
de milagros, es
para
hacerlos mas respetables,
para que su zelo sea mas eficaz ,
y
para que se les oy ·•
~a
con mas dodlidad:
Nunc
in
isto cognóvi, quóniam vir
Dei es lu,
&
verbum Ddmini in ore tuo veruf?i est.
Elías.
se
puso tres·
~eces
sobre el cuerpo del niño muerto: Elí–
seo hizo lo mismo quando quiso resucitar .al hijo de la
Sunamitis: San Pablo empleó la misma ceremonia quan–
do resücitó
á
un
jóven; llamado Eutiques, que caido de.
una
ventana muy ;¡Ita, se mató. Lo mismo
· refiere~ San
Grego–
rio de·San Beni
1
to,
quando resucitó á un niño. El misterio
de
esta accion nos representa la
~ncarn.acion
del Verbo, que
pareció encogerse, dicen los padres, baxarse,
y
acomodarse
en algun modo
á
nuestra naturaleza, revistiéndose de nues–
tra
carne,
y
tomande sobre
sí
nuestras ·enfermedadés para
darnos
la
vida. Hay pocas figuras
y
símbolos en
el an–
tiguo Testamento que signifiquen de un modo mas
ex–
preso la union del Vetbo
á
la naturaleza humana en el
misterio de
la
encarnacion. Jesucristo
no
observa esta ce–
remonia , porque era
la
realidad de l(;} que estos Santos
del antiguo Testamento no eran sino figura.
Si
quiere re–
sucitar á un muerto, no hace mas de mandarle que vi–
va:
Tibi -dico, surge:
.te
mando
que
te levantes:
Láz-are,
veni foras
:
Lázaro, ven afuera. Los profetas piden
á
Dios
·~ue
dé
vida al muerto; pero Jesucristo habla ·como
Se-
ño1; : habla
y
obra
como
Dios.
_
El
evangelio refiere la
hjstoria
de
la
maravillosa re–
surreccion de un amigo de Jesucristo, llamado .bázaro.
,Aúrr
no habia salido el Salvador de Galilea,
quando
' le llegó la nueva de la enfermedad· de un hombre
á
quien
amaba mucho : era hermano
de
Marta
y
de María,
y
se
llamaba Lázaro, el qual vivia con ellas en la aldea de
Betania, en donde el Salvador se habia hospedado mu-
Tom. Il.
·
V
chas