DE QUARESMA.
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á
vosotros , añade· es te divino S lvador, Jo digo
á
todos:
Q uod autem vobis dico, ómnibus dico : vig iláte (Mar c.3.).
E " necesa r io estar prontos
á
abrir al punto que el Señor
llame
á
la puer ta (
Matth.
25. ).
·
No hay quien no convenga que es. menester apare–
j arse para morir bien : no por ot ro motivo se t eme
tan~
to
una
muerte
repentina ;
pero
en fin, ¿que produce
es–
te te rpor,
y
á
qué preparadon nos ha obligado has ta aho–
ra? Con todo , puedo morir d entro
de
pocas horas : tan.
contingente es q ue
yo
esté en vida mañana , co:r.o de aquí
á
diez años.
Si
este fuera el último día
de
mi vida, ¿es–
taria yo dispuesto
á
mor ir
en
este día
?
Si yo mur iese
esta tarde , ¿estaria todo
dispuesto~
¿No tendria nada que
temer~
Me
esrremezco al
pensa·r
esto: ¿pero quien
nie ha
asegurado para que haya vivido tan descuidado, y para
que
viva tan olvidado de
mi
último
momento~-
Y
si
no
empiezo en este momen to á a parejarme , ¡que pesar, qué
desesperacion en aquella última hora!
.
No lo permitais, Señor;
y
pues me d ais , á lo ménos, .
esta hora, desde
ella,
Dios mio, empiezo
á
a parej arme
par_a
morir
bien,
y
á
pediros todos los dias la gracia de
una buena muerte.
JACULATORIAS PARA ENTRE EL
DIA.
Pauci tátem dierum me8ruin núntia mihi.
Salm.
1or.
H aced , Señor, que yo comprehenda bien los pocos dias
que me ql:ledan de vida para que .no
dilate
un momento
el aparejarme para
l~
muerte.
·
Timénti Dóminum bene erit in extrémis.
Eccl.
1.
Solo los que temen
á
Dios
durante
su vida , deben esperar
una santa
muerte.
.
P R
O.
P OS I TO S.
1
No
debe
pasmarnos
el que
tantas
gentes mueran .
mal, pues hay tan
pocas
que aprendan á morir bien. ·La
buena muerte es una ciencia
pr~ctica,
que no se
aprende
sino - miént ras dura la vida. Es menester estudiarla mu–
c_ho tiempo pa ra salir ·hábiles: un
es~udio precipit~~o
no
sirve
regularmente sino
pqra
darnos a
conoc~r
.mas
meq_ lo
1g-