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QUARTO JUÉVES

báculo sobre la boca , como se le había ordenado ;- pero el

muer to no dió la menor señal de vida. Cuén tale el pasage

á

El.iseo, quien entra, halla el cuerpo del niño tendido so–

bre la cama , cierra aJ pun to

b

puerta 4d quarto,

y

se po–

ne

á

orar. Acabada la oracion , se sube sobre

la

cama ,

y

se acuesta sobre el oiiío, junta

OJOS

con

ojos , boca

con

bo–

ca, manos con manos, y lo

ca l ienta~

dice la

Es~ ritura,

con su propio calor.

B.:1xa

despues de la .cama,

y

da dos

vueltas

por el

quarto :

súbese otra vez á la

cama ,

y

s

en–

coge sobre

el niño, el qual

bostezó

siete veces,

y

abrió

los

ojos.

No dexa

de

conocerse que todo e to

es

misterios0. La

fi gura

y

el misterio se palpan en todas las circumtancias

del milagro.

Habiendo

el ni ño resucitado,

lo

ent regó

~l

pro–

feta sano

y

bueno

á

su madre, la qu e transportada de go–

zo

y

admiracion, se arrojó á.

sus

pi2s, acompañando con

a?tmdancia

de

l~grimas

sus humi ldísimas acciones de gra–

cias.

La di vina providencia, dicen los santos padres, quiso

darnos en la relacion tan drcunstanciada de este milagro,

una

figura del gran misterio de la inutilidad de la

ley,

y

de la necesidad de la encarnacion

del

Verbo. El báculo de

Elis:?o, puesto por su criado

sobre

el cuerpo del niño, dice San

Ag ustin,

y

despues de él San Gre.gorio,

y

San Bernardo, sig–

nifü~aba

la

ley

de

Moyses, que-no podía

por sí

misma

dará

n. die, ni_la vida, ni la justicia: era preciso que el mismo

E 'iseo, figura

de

Jesucristo,

y

maest ro

de

todos los que

habían sido enviados

á

predicar esta

ley,

viniese en per-

. sona ,

y

se

encogiese ,

por

decirlo

así,

en

su

encarnacion,

para acomod.arse

y

proporcionarse al cuerpo del niño; es–

to es, de todo e! género humano, que San

Pablo

dice ha-

, -ber sido niño baxo la ley (

Ga.l.

4 ):

Et nos cum· essemus

párvuli, sub elernintis rnundi

erámus ser-Viéntes.

Quando

éramos niños, vivíamos como escl avos baxo los primeros

elementos qµe

~e

emeñá ron al mundo; pero quando se

cumplió' el tjempo, erívió Dios á su hijo, el que encontró

· al género hum::rno sin vida, si n fuerzas, sin luz:

Bostezó sie–

te veces

el niño. -Algunos in térpretes traducen

el

hebreo

por

estornudó siete veces.

No falta quien hace de estas

siete

señales

de

vida una flgura de los sacramentos de

la

nueva

ley,

ó

de los siete dones del Espíritu santó en la

ley

de gracia.

El