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NOVIEMBRE. -n1A 11.

\

Luego que tomó posesion de su silla , reconoció en sus

ovejas mas señale.s de genules que de christianos, advir–

tiendo, como dice San Bernardo, que mas venia

;:l

ser pas–

tor de fieras que de hombr s. Con efecto , los moradores

de Connerth, y de todo el obispé\do er·an una gente feroz,

que de • tiempo 'inmemorial v_ivia casi sin religion.

Su

in"'

docilidad, .añad,ida

a

U!Ila br.Utalicjad genial, habían ,

des~

'

terrado del país todo socorro y asistencia espiritual . .El

obispo no lo era mas que de ,nombre: ni las ovejas cono-

cian al pistar' ni el

pasr.or

a

las ovejas' y viendo

el

pas-

tor que no hadan

·Cé!SO

de él, vivia. s·iempre distante

d~l

rebaño. La mayor pavte 4e Jas ig\esias,

u

.demolidas

ó

pro·

fanadas : los sacramentos como abolidos por

el

no uso:

~~

confesores

y

de penitentes no habia que hablar: si se ha-

llaban algunos sacerdotes, estaban tan confundidos con los

legos por las costumbres y por el trage, que se podia con-

cebir como desterrado el sacerdodo. Reym1ba en ·todas

partes las supersticiones, y al lado de ellas todos los

vicios~

Era universal la ignorancia

1 ,

pudiéndose decir , que en

Connerth solo habia quedado una sombra del christianis-

mo,

ó

uno como esque.leco de religion. Este

fué

el campo

que tuvo que

d~smontar

el nuevo obispo. Animado de un

zelo verdaderamente apostólico, no le acobardó el

tr~ba-

jo, aunque se le representó tan pesado, tan duro

y

tan

ingrato. Hiciéron quanto pudiéron para , intimidar, ' para

disgustar,

y

aun para cansar su zelo; pero todo inúltimen-

te. El primer cuidado del santo pastor

fué

ganar d

rebaño,

oa

lo ménos domesticarle con su mansedumbre

y

y

con su paciencia. Muchas veces

fué

despreciado, mal·

tratado,

y

aun corrió riesgo su vJda; pero nada entibiaba

su ardiente caridad. Mantenfase intrépido en medio d,e ....

los lobos, trabajando quanto podia por convertirlos en ove-

jas. Sin dársele ·nada de su fiereza ,, ni por su rustiddad,

los enseñaba en público,

y

los corregía en .secreto. Quan-:-

do

veía

frustradas todas sus industrias ,

y

trabajos acudi-fl

a

las lágrimas que derramaba por ellos en la

-pres~nCÍé4

de Dios , pasando muchas noches enteras en oraci9n para

ablandar su piedad en favor de su pueblo. lba por las ca- ·

Hes

y

por las plazas públicas en busca de los que huían

d~

oir su voz en la iglesia' expuesto

a

la

griter~a

y

a

los

escarnios de un pueblo brutal. Andaba de

alde~

en

alde~

C4

y