NOVIEMBRE.
DIA III.
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sia, dando nueva prueba de su humildad
y
de su des–
interes ; porque info.rmado de que la ambicion de sus
predecesores había unido dos obispados en uno, quiso ab–
solutamente que se diviesen; y --'dexando _al futuro obis–
po la ciudad
y
territorio de Connerth , él
fué
a
residir
a
Downe, diócesi mucho mas pobre y mucho ménos consi–
derable, donde fundó una _catedral de canónigos reglares,
cuyo superior
y
modelo quiso él mismo ser, .
Para proceder
·en
todo con mayor segundad
le
pa–
·reció al santo obispo que debía soHcitár la apróbacion
de la
Silla
apostólica,
y
resolvió pasar
a
Roma personal–
mente para
n~gociar
con el Papa ·que confirmase todo Jo
que habia hecho , así en la metrópoli de Armach , como·
en la division de los . dos obispados
~e
Connerth y de
Downe. Partió, pues,
a
pie y en ("ecreto, acompañado de
algunos discípulos ,
y
haciendo todo lo posible para no ser
conocido~
pero habiendo llegado
a
York, le descubrió
con mucho estrépito un gran siervo de Dios llamado Si–
car, que tenia don de profecía. Al pasar por Francia ·quiso
tener
el
consuelo de conocer de vista
a
San Bernardo, cuya
fama babia penetrado hasta Irlanda; y dirigiéndose
a
Cla–
rava1,
fué
recíproca la
adrnir~cion
y
la alegría. Malach1as
encontró en el santo abad muchos mas talentos, muchas
mas virtudes que las que publicaba la fama;
y
San Ber–
nardo descubrió en el santo obispo una santidad mas emi–
nente,
y
muy superior
a
lo mucho que babia oido decir
de ella. Ligáron desde entónces los dos Santos una estre–
chísima amistad, quedando San Malachias tan edificado
y
tan hechizado de lo que estaba viendo en Claraval, que
desde luego hizo ánimo
a
renunciar su obispado,
y
re–
t irarse
a
pasar allí el resto de sus dias. Arrancóse -con
gran dolor de aquel santo monasterio ,
y
habiendo pa–
sado los Al pes., entró en Roma , d-onde
fué
recibido con
ternura
y
con veneracion del Papa Jnocencio
ll.
Confir–
rnóle todo quanto le propuso; pero quando le tocó la
renuncia del. obispado, léjos de consentir en ella, le
nombró por Legado _
de
la santa Sede en toda la isla de
Irlanda . Púsole el Papa su misma mitra
en
la cabeza; le
regaló con la estola y manípulo, de qtie usaba su San–
tidad quando ofi iaba en los días solemnes ,
y
colmán–
dole de honores, le volvió
a
enviar '
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