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NOVIEMBRE.

DIA III.

43

sia, dando nueva prueba de su humildad

y

de su des–

interes ; porque info.rmado de que la ambicion de sus

predecesores había unido dos obispados en uno, quiso ab–

solutamente que se diviesen; y --'dexando _al futuro obis–

po la ciudad

y

territorio de Connerth , él

fué

a

residir

a

Downe, diócesi mucho mas pobre y mucho ménos consi–

derable, donde fundó una _catedral de canónigos reglares,

cuyo superior

y

modelo quiso él mismo ser, .

Para proceder

·en

todo con mayor segundad

le

pa–

·reció al santo obispo que debía soHcitár la apróbacion

de la

Silla

apostólica,

y

resolvió pasar

a

Roma personal–

mente para

n~gociar

con el Papa ·que confirmase todo Jo

que habia hecho , así en la metrópoli de Armach , como·

en la division de los . dos obispados

~e

Connerth y de

Downe. Partió, pues,

a

pie y en ("ecreto, acompañado de

algunos discípulos ,

y

haciendo todo lo posible para no ser

conocido~

pero habiendo llegado

a

York, le descubrió

con mucho estrépito un gran siervo de Dios llamado Si–

car, que tenia don de profecía. Al pasar por Francia ·quiso

tener

el

consuelo de conocer de vista

a

San Bernardo, cuya

fama babia penetrado hasta Irlanda; y dirigiéndose

a

Cla–

rava1,

fué

recíproca la

adrnir~cion

y

la alegría. Malach1as

encontró en el santo abad muchos mas talentos, muchas

mas virtudes que las que publicaba la fama;

y

San Ber–

nardo descubrió en el santo obispo una santidad mas emi–

nente,

y

muy superior

a

lo mucho que babia oido decir

de ella. Ligáron desde entónces los dos Santos una estre–

chísima amistad, quedando San Malachias tan edificado

y

tan hechizado de lo que estaba viendo en Claraval, que

desde luego hizo ánimo

a

renunciar su obispado,

y

re–

t irarse

a

pasar allí el resto de sus dias. Arrancóse -con

gran dolor de aquel santo monasterio ,

y

habiendo pa–

sado los Al pes., entró en Roma , d-onde

fué

recibido con

ternura

y

con veneracion del Papa Jnocencio

ll.

Confir–

rnóle todo quanto le propuso; pero quando le tocó la

renuncia del. obispado, léjos de consentir en ella, le

nombró por Legado _

de

la santa Sede en toda la isla de

Irlanda . Púsole el Papa su misma mitra

en

la cabeza; le

regaló con la estola y manípulo, de qtie usaba su San–

tidad quando ofi iaba en los días solemnes ,

y

colmán–

dole de honores, le volvió

a

enviar '

. esia. Pasó

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