NOVIEMBRE. DIA XIX.
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graq_de consuelo tener en su compafiía
a
,sus-queridas Isin
trud1s
y
Guta, mas amantes
y
mas fieles
el,
su señora en.
tiempo de su desgracia, que en el de su mayór esplen-'
dor. Tambien la pidió Dios este sacrificio: costóla mucbo;
pero se le consagró luego que su director_, hombre illte–
rior
y
espiritual , la dió
a
entender que aquel a,p_eg9
era ,~
algun estorbo
a
la
perfeccion.
.
.
No podia ·ménos de ser
muy
po4erosa con Dios.
una·
virtud tan eminente. Vió en sueños una noche el triste
estado en que se hallaba la reyna su difunta madre: le-.
vantóse de la cama ..
y
púsose en oracion, pidiendo al Se-.
ñor por el descanso de su alma. Volvióse
a
acostar.,
y
en
otro segundo sueño se la apareció la difunta
rey
na,
y
la.
dió
gracias por
haberl~
librado
de
las pemrs
que
p~de.:
c ia ,
asegurándola
que
sus oraciones eran surnameate agra-.
dables
a
los ojos
de
Dios.
Vino
a
visitarla
un
caballero
j óven, llamado Bertoldo, de . yida muy estragada,,ry -que·
dó tan c.omp?ngida
a
vista de
!ª
.modestia
y
d~ ' l~a v!r~
tud
de
la prmcesa, qne
la
,tógo
Je
1
e~cainend~se
a
Dros
pifiéndole su conversion.
·Si hablas de vertu
y
¡C()n since·
ri'dad
(le replicó
~a
Santa),
hagamos oracion los dos.
Lue–
go que
el jóven
se
puso
en
oracion con la princesª' se
sintió enteramente mudado,
y
su , corazon tan penetrado
de un vivísimo dolor por sus. desórdenes pasados,.-; gue co
7
menzó
a
exclamar:
Basta,
·señora, basta:
oida.rr,han..,
sida
del Señor vuestras oraciones;
y
despidiéndose .de
Isabel,.
t omó el habito
qe
San Francisco, pasando el resto de
SU$
dias en pobreza , en oracion
y
penit~ncia.
J . .
Muerta Isabel enteramente al mundo, solo:vivía en
el
amor de su Dios ,
a
quien jama.s
perdi'a
1
de
vista.
Era su
vida una continuada oracion,
y
su oracion. una..
contem~
placion elevada.
La
ternura
y
la confianza.
en - la santísi–
ma Vírgen era la devocion
de
su cariño, no acert :¡¡ndo
a
hablar de esta Señora sino arrebatada ·-de gozo ,
y
como
estática de amor. Quiso, en fin • premiar el cielo quanto
~ntes
una virtud tan extraordinaria;
y
habiéndosela apa-:–
r ecido Jesu -Christo, la convidó con
la
es-tanda
f~ l iz
de
los bienaventurados. Noticiosa del dia de su muerte, se
preparó para ella con renovacion visible de su acostum–
brado fervor;
y
aunque no
era
grave, al parecer,
la
en–
fermedad que
sen
tia,
quiso redbir
los
santos Sé\Cl'amentos,
.
Tg
~