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NOVIEMBRE. DIA XlX.

299

MEDITACION

-

DE LAS AFLICCIO!V ES•

., P U N T O P R 1 M E R

o;

C

onsidera que

l~.s afFccióne~

son un tesoro; pero un–

tesoro escondido y ínuy ignorado , aunque tan co–

munes

a

todo el mundo, porque son pocos los que co-

11ocen lo que valen. En las aflicciones se encuentra la pro–

teccion de Dios, el vigor del alma , un compendio de las

virtudes,

y

la petfeccion 'de ·la ·santidad. Semejantes

a

aque–

llos vientos impetuosos que

i

·la' verdad incomodan ; per

purifican el ayre,

y

nos restituyen ' la'' serenidad

del

cie–

lo.

Las aflicciones solo amargan

a

lo~

sentidos

y

al amor

propio; mas una alma ch.rístiana experimenta bien su dul–

zura, su consuelo .

y

.su incomparahle suavidad. Son re–

medios ingratos al paladar; pei:o · soberanos para las· en–

fermedades ·del alma,: si ésta'

no

siente lueg9 su eficacia;

con- el tiempo la conoce, pues van obrando poco

a

poco

y

la restituyen la salud. No solo debilitan las pasiones,

sino que enteramente las abaten. Descamínase el hombre

en esta vida , y la ceguedad sigue muy de cerca los ex–

travíos del entendimiepto.

y

del

corazon.

Es

menester un

milagro para restituir la vista

a

estos ciegos voluntarios:

es menester un milagro para que conozcan sus descami–

nos

y

los enmienden. Pues lJs aflicciones hacen este mi–

lagro quando se sufren con un espíritu

y

con un corazon

verdaderamente chrisLiano. Habia mas de veinte afios ·

que

los hijos del patriarca-Jacob habian vendido

a

su hermano

Josef. Vivían con la mayor tranquilidad, gozando el fruto de

su delito, como amodorrados en un profundo letargo. Sucé–

de.Ies una afticcion , un contratiempo: abren los ojos, trae–

les

a

Ja memoria

su

pecado, conocen su eno·rmidad, de–

téstanle con horror,

y

concieen un arrepentimiento salu–

dable:

Mérito ·btec pátimur,

exclaman quando se ven ar–

restados,

quia rpeccávimus in fratrem nostrum.

Justamen~

te

padecemos estos trabajos porque pecamos contra nues–

tro hermano. (Gen.

4ii.)

Quántos y quántos embriagados

con sus prosperidades, deslumbrados con la falsa brillan–

tez de

una -fortuna r-isueña decian allá dentro

~de

su co-

ra-