A -
O CHRISTIANO.
honor
que
nunca la quisiéron abandonar., teniendo
ta San–
ta
a
la sazon solos veinte años. N
es fácil explicar lo
mucho
que
tuvo
que
padecer de los parientes del laod–
gra
ve
.
su
marido., de los grandes del p1is,
y
aun
de sus
mas ínfimos vasallos; permitiéndolo a
í
D ios p ara ue res–
pl andeciese mas su eminente santidad ,
y
para dexar al
mundo el exemplo mas ilustre de la pacjencia christiana.
Movido de compasion un santo sacerdote viendo que de
todas partes la arroj aban, aun de los hospitales que
ella
rnism~
babia fundado,
la quiso
recoger en su casa ; pero
no bien habia entrado en ella , ·quando la hiciéron salir
con tropelía y con violencia. De esta manera la
hija de
un gran rey,
la
muger de uno de los príncipes mas po–
derosos de Alemania., la madr.e del heredero de todos aque–
llos grandes estados,
y
la madre de tQdos los pobres se
vió reducida ·
a
la última necesidad,
a
la mas abatida
y
mas lastimosa miseria.
Pero un estado
de
tanta hu1.11111lacion
y de
tanto aba–
timiento no fué capaz de turbar su tranquilidad
y
su
alegría, ni de álterar un punto aquella constante dulcí–
sima mansedumbre. Habiéndola reconciliado con Enrique,
su
tio ,
el
obispo
de Bamberga ,
hizo
que se
la
entregase
su dote. No bien le recibió, quando le repartió entre los
pobres ; y queriendo consagrarse
a
Dios mas perfectamen–
te, tomó el hábito de la tercera órden de.San
Francisco,
siendo despues su mas ilustre ornamento.
No contenta con padecer todo lo que podia ser
.tnas
re–
pugnante al amor propio, lo mas duro, lo mas fuerte, lo mas
insoportable
a
SU
cuna,
a
SU
elevacion,
a
SLJ
estado
y
a
,SUS
floridos años, añadió
a
las
antiguas penitencias otras nue–
vas que tocaban la raya de excesivas. Era todo su sus-
1
tento unas yerbas
o
legumbres cocidas en agua, sin otra
sazon ni sal sa'°
y
unos mendrugos de pan duro. Su vesti–
do de lana tosca sin teñir y de
vil
precio : quando se rom–
pia ó estaba müy usado le remendaba con
los mas hu–
mildes trapos que la venían
a
la mano;
y
habiendo dado
a
los pobres toao quanto tenia' hilaba lana para ganar
de comer. Hizo fabricarse en Malpurg una choza de tier·
ra cubierta de tablas tan mal unidas , que no eran ca–
paces de defenderla contra el rigor de los temporales.
En
medio de estas
_voluntarias
penitencias la servia de
gran-