NOVIEMBRE; DIA XV.
225
auttm némintm tentat.
Unu1-
qufsque vero tentdfur
a
con–
cupi.rcéntia .rua ab.rtráctu.t
S
illéctu.t. D eJnde concri.piscén–
tia cum concéjierit parit pec–
cátum
:
peccdtum
vero cum
con.rummatum fúerit
,
génerat
mortem. Notíte itaque erráre
fratre.t mei dilectíssimi. Omne
datum óptimum
S
omne
do–num perféctum, de.rúr.rum e.rt;
de.rcénden.r
a
Patre lúminum,
apud quem non est tran.rmu–
tátio, nec vicissitúdini.r obum–
brátio. Voluntárie enim genuit
nos verbo veritati.t, ut .rimus
ipitium áliquod creatúri:e eju.r.
tador de cosas malas : pues él
a
nadie tienta. Sino que cada uno
es tentado por su propia concu–
piscencia , que le saca de sí
y
le aficiona. Despues la concupis–
cencia habiendo concebido, pare
al pecado ;
y
el pecado de pues,
siendo consumado, engendra
la
muerte. No querais pues errar,
hermanos mios muy amados.
To–
da buena dádiva ,
y
todo dom
perfecto viene de arriba descen–
diendo de aquel Padre de las lu–
ces, en el qual no
hay
.mudanza.
ni sombra de vicisitud. Porque
él de su voluntad nos engendró
por la palabra de verdad , para
que seamos algun principio de su
criatura.
REFLEXIONES.
L
A soberbia nace tan arraygada con el hombre, que aun
despues que el sagrado bautismo los purifica de la man–
cha contraida por el pecado original, nos quedan unos re–
sabios tan fuertes , que nuestras inclinaciones van siempre
_a
lo peor con una fuerza casi irresistible. No solo apetece- .
mos ser ensalzados , respecto de los <lemas hombres , atri–
buyéndonos un mérito imaginario que no tenemos, sino que
ademas de esto, no pudiendo nuestra soberbia hacerse des–
entendida de los muchos
y
verdaderos defectos que nos aba–
ten, no quiere reconocer el orígen de ellos en nosotros mis–
mos, y así busca modo de atribuirlos
a
causas imaginarias
que tal vez no existen. Esto es tan antiguo, que en el primer
' capítulo de la epístola de Santiago consume este apóstol
una gran parte de ella para persuadir
a
los fieles de su t
iem-1
po que no buscasen fuera del fondo de su corazon la ra.iz
de sus desórdenes. Veía el santo apóstol los lamentables ade·
lantamientos que habían hecho sobre la corrupcion de
nues~
tros .primeros
padres ~
y conociendo que la soberbia babia
echado mas profundas raíces , y sus ramos habían crecido
a
una altanería maravillosa., procuró atajar quanto ántes
los progresos, y aplicar el remedio conveniente, proveyén–
doles de una santa
y
saludable doctrina. En las reconven-
.
P
cio-