NOVIEMBRE.
DIA
XV.
22
r
obispo de
Pari~,
y
sus dos c?mpañeros Rústico y Eleuterio.
Quaodo San Eugenio 11ego
a
una aldea cercana de Pa–
rís, 'llamada Diolo , supo la suerte venturosa que babia te ..
nido ·el santo obispo, en icuya busca venia;
y
combatido ,.
del ·dolor por una parte de haber perdido un amigo tan pre–
cioso,
y
por otra de una santa envidia del triunfo que ba–
bia logrado , comeozó
a
predicar con tal zelo y viveza, que
no sol0 se
hizo
expectable
a
aquellas gentes, sino que su
fama. llegó presto
a
Raris. Residía ·allí Sisimo, gobernador
de las GáJias., en quien se competian la brutalidad de las
costumbres
y
la fiereza. Apénas oyó como San Eugenio
predicaba , quando conceptuó que nada había hecho con
<jUitar la vida
a
Dionisio· si dexaba con ella al que tanto
se
l~
pafe(}ia. Emvi(> inmediatamente sus
ministros~·
Dio ...
lo con las .ln ·trucciones ·convenientes para hacer el inter–
rogatprio
a
Eugenio, y en su conseqüencia quitarte la vi...
da. Luego que llegáron
a
Diolo los ministros infernales pu–
siéron en execuc1on el deereto del presidente. Llamáron
al Santo,
y
aunq9e con una tibia esperanza de poderle
disuadir d
e la religionque profesaba, le hiciéron
sus
pre_.
gunias,
e
intentár.onpersuadirle
a
que abandonando la re-:.
ligion de jesu Christo, ofreciese incienso
él.
los ídolos como
el único medio de salvar la vida, y de no deshonrar su
andanidad venerable con una muerte afrentosa. San Eu–
genio , con l,lna fOrtaleza evangélica y digna de un discí;.
pulo de los a'Póstoles
y
del primer obispo de Toledo , res-r
pondió que no reconocía mas que un Dios, criador de los
ciel~s
y
de
la tierra, y
a
Jesu-Christo su hijo., verdadero
Dios
y
verdadero horr1bre , que babia redimido al mundo
derramando su preciosa sangre , que solo
a
este Dios ado–
raba :
y
por el contrario, abominaba
y
detestaba los
ído–
los comQ muda obras de los hombres
e
invenciones del
demonio. Esta
re~puesta
ce:;tificó
a
los ministros de Satanas
de que perdían el tiempo con Eugenio;
y
a
í
sin dar mas tre–
guas le cortá ron la cabeza el dia 15 de noviembre del año
d_e
96,
que fué el mismo en que murió Domiciano.
Ya sabian los gentiles la singular vene
~acion
que tri–
butaban los .cbristianos
a
los sagrados despojos1de lós que
derramaban su sangre. por Ja fe;
y
para impedir que
el
cuerpo
y
cabeza d San Eugenio fuesen participantes de se–
mejantes honores los echáron en un lago llamado
Marc~-
s10,