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AÑO CHRISTIANO.
por el papa San Clemente, de acuerdo con San .Dionisio.
Como su fin no era otto que plantar la. religion del crucifi–
cado sin perdonar trabajo ni temer peligros , era preciso
que el ·CÍelp echase su bendicion,s_0bre
tod~s
sus .fatigas. En
breve tuvo el consuelo de ver una porc.ion coQsiderable de
gentiles convertidos
a
la
fe
de Jesu-Christo, tanto, que for–
mó su iglesia , celebró sacrificios,
y
lo. dispuso todo con
aquel órden y liturgia que habia aprendido
de
los
~pó,stoles
y
de San Clemente. Al paso
que
iba creciendo el n(lmero de
creyentes, se iba
n multiplicando sus trabájos; pe_ro todos
los daba por bien
empleados.envista de los copiosos fi¡utos
que le producían.
Su fervoroso zelo ao se ceñía
a
los muros
de la ciudad, sino que saliendo por los pueblos circunveqi–
nos, se extendia
a
los Holcades,
y
Carpetanos' pudiéndose
gloriar _tqdqs estqs
pu~blos_,de,
·
h~b~r ~ido S~n
Eugepio el
padre 4e :su
f~
y
Sl:I
apóstol. Mas
q~ v~inte
años coQ.sumi6
el Sant.o en los
e~ercicios ,apostqll~os,
i
en.desterrar la su–
persticiog de esta provincia., eX:p:erimeqtando en ellos
lqs
trabajosty persecuciones que nos f$!fieren las .hi.$tOrÍas ha–
ber padecido los ministros dd
evang~lio
en otras naciones
gentílicas. El natural feroz
e
indomable de los
español~s
4e
aquel tiempo, y la ceguedad y Ja codicia de los, sacerdotes
de los ídolos, harian vero.símil
y
creible quanto de
San Eu·
genio se afirmase en Órden
a
padecer persecuciones
P-.Orel
establecimiento de la
fe.
El lector piadoso las cons
iderari
segun su piedad, su fervor
y
~u . talento.; ,pero
la historia de
San Eugenio no
determin~naga. :
,.
Gozoso e1 Santo con la
excen~iM
que había adquirido
su iglesia ,
y
lo mucho que se había multiplicado el repaño
de
Jesu-Christo, quiso verse con San Dionisio para darle
nuevas tan felices, y tratar con él de las cosas pertenecien–
tes
él
su iglesia de Toledo. Arregló los negocios que tenia
pendientes : dexó encargado
él
ministros
d~
su satisfaccion
el ministerio de la palabra,
y
practicó quanto !podia su–
gerir una celestial prudencia
a
UIJ
padre,
el
Ull
pa~tor,
;}
Un
obispo. ·Hecho esto, se puso en camino para Paris, derra–
mando por todas partes la semilla evangélica
y
el buen olor
de sus inocentes costumbres
y
santa vida. Era el tiempo en
qne la segunda persecucion
4e
Domiciano babia llegado
él
su
mayor extremo, en la qua) _, entre muchos millares de
• mártires habian conseguido este glorioso triunfo S. Dionisio,
o
bis-