NOVIEMBRE. DIA XIV.
195
guido de
innumer~ble
gentío. Cosa asombrosa
!
Ya
casi
se·
habia consumido toda la leña,
y
sin embargo, el mucha–
cho salió del horn'o sano y libre sin que las llamas le hubie·
sen .
hecho
la mas
mínim~
lesion. Era patente el milagro, del
que fuéron testigos innumerables personas ,
y
el muchacho
fué
llt!v.ado
a
la capilla de la santísima Vírgen , donde
su
madre estaba haciendo oracion por
él .
Vistiéronlc
de
blanco
los. cánonigos en reverencia de la misma Señora ,
y
dt:sde
entónces
Sf;!
hizo muy célebre aquella santa capilla, con–
curriendo.a
ella
grande multitud
de
fi eles
a
implorar
la
pro–
teccion de la madre de los afligidos. Otros muchos mila–
gros hizo
S~n_
Diego
por ser en él muy abundante la gracia
de las curaciones; pero el mayor de todos los milagros
fué
su misma vida. El objeto mas ordinario de su corazon
era la pasion de Christo: en ella me<lítaba·continuamen.–
te
t~niendo
un crucifixo en la mano, siendo algunas veces
tan vehemente la fuerza de su amor, que se quedaba extá–
tico
y
elevado en el ayre. Nada le movia tanto como la
vista de aquella sagrada víctima sacrificada en el monte
Calvario
a
manos de su mismo amor. Pero quando rasa–
ba del sacrificio .cruento del calvario al acrificio incruen–
to del altar , se duplicaba el incendio en su aman·r:e co–
razon ' enternecido con la consideracion de tan .estupendo
beneficio del esposo celestial. Un Dios ., hecho alimento
-del hombre, era el objeto de su pasmo
y
el sustento de su
amor, cuyas llamas ardían mas encendidas quanto mas
.se apac.entaba del Dlos del amor:
y
al paso qiue mas se nu–
tría con la divina substancia del eucal'Íst ico pan ,
~obraba
su
espíritu mas vigor,
,Y
se abrasaba en mayores iacendios
su amoroso corazon. A la devocion que tenia con .el h ijo,
cc:>rrespondia la que pr<'.>fesaba
a
la madre ; pues no
es
po–
sible una devocion sin la otra. Es Jesu-Christo la fu en-te
de las gracias,
y
María
es
el -canal. Colrnónos
~
hristo de
beneficios' comunicando
a
nuestra humapidad Jos te::,oros
de su misma divinidad; pero María
es
la madre de ese
Ho!n–
bre-Di0s que nos enriqueció. P.rofesaba, pues, nue_s_tro
Dfc–
go un tierno amor
a
María , venerándola como
a
su asflo,
a
su patrona, su abogada, su consu :J.o
y
su es.f'eranza.
Ayu–
naba en honra suya
to~os
los sábados ;}. pan
y
agua : cele–
braba sus fiestas c0n espiritual alegría: -rezábala todos los
dias -el
rosario con tanta devocion
y
con tanto
respeto
qu~
N
2
se