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NOVIEMBRE. DIA VH.

,

107

terrumpia para ded icarse algunas horas al trabajo de ma–

nos. Culti vaba con las suyas una reducida huerta, de cu–

yos frutos se sustentaba. Faltábale habitacion,

y

quiso fa–

bricarla .; pero

a

la moda de los verdaderos solitarios ' que

no teniendo en .la tierra ciudad permanente ,.suspiran sin

cesar por la eterna mªnsion de Ios bienaventurados, en

que al fin se ha de terminar la penosa peregrinacion de

e~ta

miserable vida. Con este motivo sucedió un caso sin–

gular. Habiendo fabricado nuestro solitario una pobre cho–

za ó una estrecha celdilla para su habitacion -, salian del

bosque los brutos

y

las fieras' y

a

su vista' ciencia

y

pa–

ciencia le echaban por tierra todo su _trabajo. Como el

Santo no tenia a rmas para espantarlas, ni instrumento

ó

mueble alguno de caza con que defenderse de aquella guer–

ra quotidiana, no sabia qué hacerse, ni qt,é medio tomar

para contener aquella especie de conjuracion ; pero los

Santos para todo tienen siempre un recurso muy seguro

en su mi ma santidad. Con su confianza en. .Dios disipó

aciuel

popul'a~ho

sedicioso,_

ó

por

m~jor

decir, le

enca~e­

no todo al pte de su cabana. Mando en nombre del .Se- ·

ñor

a

toda aquella tropa de brutos

y

de

fi~ras

' que se

juntasen

a

la puerta de su choza'

y

que ninguua desam- -

parase el puesto sin su órden expresa. Fué puntualmen te

obedecido,

y

todo aquel feroz vulgacho, amotinado án–

tes contra su trabajo , quedó tranquilo , manso Y. apacible

el

la voz de su precepto. Sucedió por este tiempo que

hallándose el rey Dagoberto en su palacio de K

y

r chein,

salió

a

una batida; pero con tanta desgracia' que

h~bien­

do corrido la mayor parte del bosque, · no se descubrió

ni el ve tigio de

una

íiera. Insensiblemente llegáron los

batidores

a

la gruta de nuestro Santo,

y

quedáron todos

a ombrosamente sorprehendidos quando viéron una mul–

titud de fieras , que

sin

espantarse .de los perros ni de los

cazadores se mantenian quietas, sosegadas

y

seguras baxo

la proteccion del nuevo Adan. Era como ·un vivo remedo

del nacimiento del mundo, en que por pri vilegio de la

inocenci:t original se sujetaba al hombre el animal mas

ft..roz , llevando aquel en la frente , por decirlo así , el ca–

rácter de su supremo dominio , que respetaban dóciles

los brutos mas atrevidos. La santidad del siervo de

Dios

renovó en él este privilegio del estado de la inocencia.

Pe-