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406

AÑO

CHRISTIANO.

Vendrá tiempo,

dice el

A

postol,

en que los homb1·es

no.

podrán

llevar

en paciencia la doctrina sana

y

buena.

No

habrá llegado ya este tiempo por nuestra desgracia? No

estamos ya en un tiempo en que los hombres , llevados

de ·una vana curiosidad ,

u

de un espíritu de relaxacion

mal encubierto, andan buscando Maestros sobre Maes–

tros , hasta encontrar con alguno que les hable al pala–

dar de sus deseos ? Desdichado el enfermo que no bus–

ca quien le cure , sino quien le lisonjeé. Acab no podía

ver al Profeta Miquéas, porque siempre ·le pronosticaba

cosas tristes. Solicítanse Confesores cómodos , francos

y

contemplativos ; húyese de un Director rígido

y

exacto,

como si nuestra Religion , que no admite mas que una

fé, pudiera admitir dos doctrinas. Quat rocientos Profe–

tas prometen

a

Acab una completa victoria

(a);

y Mi–

quéas incurre en la desgracia del Rey , porque le pronos–

tica

su

ruina. Dase la batalla , y queda Acab muerto

en el campo. Esto es lo que ganan aquellos que busC'an

Teólogos que los adulen. El carácter de la doctrina ver:–

dadera es la mortificacion de las pasiones. Convengo en

que esta doctrina no es muy del gusto del mundo; pero

por eso dexará de ser doctrina de Jesu-Chri sto? Y sobre

todo qué se va

a

ganar en seguir, y en gustar las má–

ximas del mundo? Camínase

a

la perdicion por un con–

tento fugáz y pasagero :

Gustávi páululurn

mellis,

dice

Jonatás,

&

ecce rnórior (b).

Este es el fruto de esas

li–

sonjeras direcciones , qne intentan componer la vida chris–

t iana con la vida inmortificada.

Qué cosa mas digna de compasion, que negar

muy

de

intento los oídos

a

las voces de la verdad , por conce–

derlos

a

los

a ~ t íficios

de Jas

fábu~as ~

Y qué otra cosa

hacen todos los que están fuera del gremio de la Santa

Iglesia Católica

Romana~

Aquellos que no . se rinden

él

las decisiones Pontificias, pronunciadas por el Oráculo in–

falible de la Iglesia , únicamente por dexarse gobernar

de su capricho ' hacen mas que huir de Ja verdad

a

le–

t ra _v ista ,

pr~firiendo

su dictámen al del mismo Jesu–

<.;hnsto , n:an_1festado al mundo por la voz de su Vica–

r10 ?

Y que diremos de esta dureza ? Que igualmente na-

ce

(a)

3.

Reg.

'2'2 .

(b)

1 .

R eg.

14.