ENERO. DIA
XXVII.
· ,, lío. Escribi6se esta Epístola el año 65 de
nuestro
Señor
"Jesu-Christo. ,,
·
.
REFLEXIONES.
E
s
propio del buen zelo
aprovechar~e
de todo
para
la
salvacion
de
las almas , y no acobardarse por
nadaº
Quanto son mayores los obstáculos , es mas ardiente ,
y
mas
vivo. Hacer. buenas obras y no padecer contradiccio–
nes, no puede ser. La paciencia
es
la virtud de profesion
.de todos los hombres Apostólicos. Para convertir las al–
mas se necesita fervor , y caridad ; pero no se necesita
menos prudencia , menos mortificacion , menos dulzura,
ni menos humildad. Aquellos zelos amargos, tumultuario3,
impacientes, turban las conciencias , irritan los espíritus,
avinagran los corazones , pero nunca los convierten.
Por nombre de
advenimiento de J esu-Christo se
entien–
de
lo mucho que el .Salvador hizo por la r edencion de
las
almas; y por nombre de
su Reyno
se debe entender
el
gran premio que tiene preparado
a
los que no contentos
con guardar la Ley , se aplican
a
enseñarla
a
los demás.
Ambos son motivos poderosos para devorar quantos tra–
bajos puede padecer el zelo Apostólico en el ministerio de
la s;ilvacion de las almas.
·
Ni hay que acobardarse por el poco fruto que se saca.
El verdadero zelo nunca es infructuo. o. Si no aprovechá-
re al
pecador, aprovechará al Predicador.
Insta oportuna
e
importunamente.
Tarde
o
temprano, pocas veces dexa
de ser eficáz el zelo verdadero. Sembremos el grano
~
y
no nos aflijamos porque fructifique , ni dexe de fructifi:..
car.
El
zelo puro solo busca la gloria de Dios, y no
Ja
suya. Hay terrenos duros, donde el grano necesita mas
tiempo para prender, y para brotar ; es menester hume-
'
dad y
c~ridad
,
y
con eso
~rotará
el grano que .se
juzg~-
ba perdido. Un óuen consejo , la palabra de Dios predi–
cada con zelo,
y
con mocion, un aviso, una adverten-
cia hecha en sazon fructificarán
a
su tiempo.
No
todas las
..
estaciones del año son igualmente fecun das. En el O toño ,
se ven cubiertos de frutos aquellos árboles , que en el In–
vierno solo parecen buenos para el fúego. Gran daño
hace un zelo impetuoso , impaciente , que desespera del
fn1to tardío , y abandona
el
cultivo
del
terreno. Es me–
nester sembrar con dolor ,
para
coger con
alegría.,
Ce
3
Ven·
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